miércoles, 9 de enero de 2013

Por las calles de Ejido.





Ejido, pequeña urbe.

Ejido es una pequeña ciudad de unos 100 mil habitantes, pegada a Mérida, hacia el sur. Con un crecimiento acelerado sus calles  antes tranquilas cada vez se vuelven más agitadas por el intenso tráfico. Su recia estampa colonial lucha para no desaparecer, bajo la picota del progreso y poder preservar algo del pasado para mostrarlo a sus futuros habitantes.  Las viviendas desaparecen para convertirse en comercios. Hay algunos vestigios que hablan de la pequeña urbe rodeada de bucólicos cañaverales, bucares, trapiches y limpias quebradas.

Todavía se conservan algunas fachadas decoradas con molduras y ventanales de balaustre que le dan un carácter único. En estos días de enero hay bellas mañanas de cielos azules y luminosos, que contrastan con el colorido de las casas y los rojos tejados. En las tardes una luz ambarina se filtra entre las nubes y produce efectos insospechados en sus calles. Por las calles de Ejido se ven todavía algunas cosas pintorescas que reflejan la inocencia de un pueblo, que se niega a ser ciudad.

Francisco Rivero. El camino de la escuela. 2013.    

 La Iglesia de Montalban y su pequeña plaza son lugares de descanso y meditación. Su torre es una copia de la de la Catedral de Mérida.

Francisco Rivero. Iglesia de Montalban. 2013.


Antiguamente se entraba a Ejido, viniendo desde Tovar, por una pequeña calle lateral a la Plaza. Es la Calle Industria. Por esta calle entraron los Comuneros del Socorro y Simón Bolívar en su primera visita a Mérida en Mayo de 1813, hace exactamente 200 años. El alcalde debería darle un cariñito y remozarla.


Francisco Rivero. calle Industria. 2013.


Nos despedimos con una vista d  la misma calle pero hacia la parte sur, saliendo hacia la Avenida Centenario. Al fondo los cerros erosionados en tonalidades violetas y azuladas nos dan esa sensación de lejanía del resto de Venezuela.


Francisco Rivero. La Tarde. 2013.

sábado, 22 de septiembre de 2012

El Perro Nevado

El Perro Nevado.


La técnica del guache sobre cartulina de color es sumamente fácil de aprender. Un cuento tradicional de Mérida del escritor Tulio Febres Cordero, nativo de Mérida sirvió de motivcación para este trabajo.

 Asi comienza nuestra historia....
En una brumosa tarde junio del año de 1813, se detuvo una escolta de
caballería frente a la casa de Moconoque, sitio distante una legua de la villa
de Mucuchíes, para entonces el lugar más elevado de Venezuela. La casa
parecía desierta, pero apenas habrían dado dos o tres toques en la puerta,
cuando instintivamente los caballos que estaban más cerca retrocedieron
espantados. Un enorme perro salió a la mitad del camino dando furiosos
aullidos. Era un animal corpulento y lanudo como un carnero, de la raza
especial de los páramos andinos, que en nada cede a la muy afamada de los
perros del monte de San Bernardo.
Ante la actitud resuelta y amenazadora del perro brillaron de súbito diez o
doce lanzas enristradas contra él, pero en el mismo instante se oyó a espaldas
de los dragones una voz de mando que en el acto fue obedecida:
- ¡No hagais daño a ese animal! !Oh, es uno de los perros más hermosos que
he conocido¡
Era la voz del Brigadier Simón Bolívar, que cruzaba los ventisqueros de los
Andes con un reducido ejército. Por algunos momentos estuvo admirando
al perro que parecía dispuesto a defender por sí solo el paso contra toda la
escolta de caballería, hasta que el dueño de la casa, Don Vicente Pino, salió
a la puerta y lo llamó con instancia.
- ¡Nevado! ... ¡Nevado! ¿Qué es eso?
El fiel animal obedeció en el acto y se volvió para el patio de la casa gruñendo
sordamente. Su pinta era en extremo rara y a ella debía el nombre de Nevado,
porque siendo negro como un azabache, tenía las orejas, el lomo y la cola
blancos, muy blancos, como los copos de nieve. Era una viva representación
de la cresta nevada de sus nativos montes.

Francisco Rivero. Nevado. 2012.



Leyenda del Libertador y Nevado.

Una leyenda  es un buen motivo pictórico. La pintura al óleo de Bolívar y el perro Nevado que aparece en este Post, fue realizada en dos semanas. En primer lugar, y lo más difícil quizás es recoger lo esencial del hecho narrativo. ¿Qué es lo más importante en la leyenda? ¿Qué símbolos entran en juego? El paisaje de Mérida y sus páramos, el amor de Bolívar hacia la naturaleza, a través de su perro, y la altura de las montañas que se relaciona con los grandes y más puros  ideales y la incorporación de los indios en el proceso de independencia.
Para el fondo del paisaje usé una técnica de capas difusas muy suaves. La figura de Bolívar y el Perro han sido  trabajadas casi en escorzo y a contraluz, con sombras naturales que le dan bastante realismo y corporeidad. El primer pleno es un prado de vegetación andina muy típica, donde la luz juega con las formas apretujadas creando haces luminosos de mucho crispamiento. Al fondo, la casa del Señor Pino en Moconoque, humaniza al paisaje solitario del páramo.
Francisco Rivero. Bolívar y Nevado. 2012.

Continuemos pues con la narración de Tulio Febres Cordero:

¿Qué había sido de Tinjacá y de Nevado? Tratándose del perro del Libertador,
Urdaneta y su oficialidad averiguaron inmediatamente con los derrotados por
su paradero, pero nadie dio razón y se temió que hubiese caído otra vez en
manos de los españoles. Pero esto no era cierto, porque sabedor Calzada de
que el perro se hallaba en el combate de Mucuchíes hizo las más escrupulosas
pesquisas para descubrirlo, allanando al intento la casa y hacienda del señor
Pino su primitivo dueño; pero todo fue en vano: Tinjacá y Nevado no se
volvieron a ver. Parecía que se los había tragado la tierra.
Meses después, cuando Bolívar y Urdaneta se vieron en Pamplona por
primera vez después de estos desastres, aquel supo con tristeza la historia
del  perro, y admirando la fidelidad y valentía del indio, exclamó con
entera seguridad.
- ¿Sabe usted, Urdaneta, que abrigo una esperanza?
- Espero conocerla, general.
- Pues creo que mi perro vive y que lo hallaré cuando atravesemos de nuevo
los páramos de los Andes para libertar a Venezuela.
- No era la primera vez que Bolívar hablaba en tono profético.

sábado, 15 de septiembre de 2012

La comunidad Jamuén.



El pueblo de Lagunillas, su entorno tan especial, su gente y sus costumbres, son  fuentes de un inagotable caudal pictórico. La luz tropical incide sobre la tierra roja, las piedras, los cardones y cujíes, destacando las formas  de manera cristalina. Al fondo de este paisaje los picos de la sierra ponen un acento de nostalgia azulada.
Francisco Rivero. Lagunillas. 2012

Realice algunos bocetos en pastel de aceite, bastante coloridos y con trazos libres, para expresar mi emoción ante tantas hermosas tradiciones.
Según el Cuaderno de Ponencias UNESUR del año 2009.
Jamuén, según los españoles la definieron como pueblo de tierra seca. Sin embargo, Xamú, para los aborígenes de este territorio era el nombre del primer indígena que llegó y pobló estas tierras, quien fundó una cultura originaria, o civilización, ya que teníamos una forma de vida integral.


En Jamuén se se encuentran sentamientos indígenas que se mantuvieron en resistencia en el tiempo y que aún conservan casi en su totalidad la cultura original. Es el caso de los Quinaroes, Guasábaras, Quinanoques y otras comunidades. 

Francisco Rivero. El Chamán. 2012.

El Chamán Valerio Gutiérrez, compañero de trabajo en la Zona Educativa, es originario de este pueblo. Trabajaba en la coordinación de interculturalidad. En el equipo estaban bellas e inteligentes damas como Marlena Morales, Yanitsa Albarrán y la tovareña Gloria. Dirigidos por Valerio celebramos algunos rituales de purificación, con maestros de la zona. 
Francisco Rivero. Rito ceremonial. 2012

En una churuata al lado del Parque Yohama, en las orillas de la laguna se daba la reunión después del mediodía. Sentados en círculo en el suelo escuchábamos las tradiciones recuperadas por el Chamán y otros indígenas.  Al final se servía una chicha en vasijas de barro.
El tabaco es parte de la cultura Xamú.  Unicamente se utiliza para celebrar  en los sitios y horas destinados para los rituales.
FRancisco Rivero. Tabaco. 2012.

La laguna de Urao, reviste carácter sagrado para la comunidad.  Ella es la madre suprema de la naturaleza. De acuerdo a un mito, en ella viven en  una gran choza un anciano y una anciana. Ss dice también que la laguna es cuidada por los espíritus.
Francisco Rivero. Laguna de Urao. 2012.

jueves, 23 de agosto de 2012

Pintando con creyones de cera

El paisaje con creyones de cera es una técnica fácil y divertida, que permite obtener resultados aceptables en corto tiempo. Hice algunos bocetos, como apuntes de color empleando creyones. Más adelante me servirán para trabajos mayores y más acabados. El creyón tiene la ventaja de componer, dibujar y colorear al mismo tiempo. Esto es bueno cuando se tienen muchas ideas y hay que expresarlas rapidamente.
Con el creyón se obtienen distintos tipos de texturas y acabados. En estos trabajos lo usé muy empastado y encima de ellos froté con mis dedos, un algodón y otras cosas. También hice rasgados con la punta de una espátula.

Francisco Rivero. Atardecer. 2012.  




La montaña ofrece muchas posibilidades para componer y estudiar el color.

FRancisco Rivero. la quebrada, 2012.
En este pasisaje de arriba la técnica del rasgado es fundamental para crear esa sensación de transparencia y vaporosidad en el primer plano.

Francisco Rivero. marina. 2012
En esta marina de gran fuerza y dramatismo el amarillo del cielo contrasta de manera violenta con el azul del mar.

Francisco Rivero Bajando hacia la laguna. 2012
Un paisaje frio de montaña. sirvió de motivo para este apunte tarbajadoa  base de grandes manchas de color con raspaduras.

jueves, 21 de junio de 2012

Colegio Colinas de Bello Monte


 


Era el año de 1966. Para poder  continuar mi bachillerato y mi hermana menor su cuarto grado, mi familia tuvo que hacer el sacrificio de colocarnos en  colegios privados que, si bien  cercanos,  resultaban bastante caros. Estudié el tercero y cuarto año del bachillerato en  el Colegio Colinas de Bello Monte.
Este era un plantel  atendido por un grupo de españoles que se había separado de la  orden de La Salle. Su director era el Profesor Villanueva y el subdirector era Nieto, quien se tomaba muy en serio su trabajo y se encargaba del orden y la disciplina.
Estaba ubicado en una vivienda vieja sobre una colina que dominaba el valle de Caracas y que había pertenecido a la familia del Libertador. Creo que luego fue la casa de la hacienda Bello Monte. No tenía suficiente espacio ni buenas instalaciones deportivas, por lo cual extrañaba mi liceo de Maracay. Yo hubiese preferido asistir a un liceo público pero fue imposible. En aquel entonces existía solo un liceo en el este de la ciudad, el Gustavo Herrera.
En esa institución tuve la suerte de contar con el  Profesor Gustavo Homerlein, un docente venido de Cuba, quien se dedicaba de lleno a sus alumnos. A él le debemos muchas cosas, como hablar correctamente en público, debatir ideas y un conocimiento amplio de los clásicos españoles. Leímos a fondo La Celestina, el Quijote y otras obras y las discutimos en clase.
De aquel grupo de compañeros del Colinas de Bello Monte conservo recuerdos gratos. En primer lugar un maracucho vecino y compañero de nombre Douglas Manzano. En  especial de Julio Graterol, quien tenía un carro viejo que se lo habían regalado sus padres y que lo manejaba furtivamente, pues no tenía la edad reglamentaria. Con él y otros íbamos de paseo, en viejo Borward Isabella,  hasta  Las Mercedes a saborear  los famosos helados Frapé y también unos ricos Hotdogs  con  salsa alemana. También conocí a muchos jóvenes de procedencia española, como Antonio Casas, Ramiro y José García. Igualmente unas lindas muchachas como Ludmila   y  la  rubia y espigada Rocío quien salía en Venevisión bailando ballet. Al italiano Luigi Speranza un gigantón de buen carácter.  A César  Sánchez Paris y su hermana los recuerdo como muy aplicados  estudiantes. Por cierto que Cesar se graduó de matemático en la UCV, fue compañero y colega mío como profesor en la Facultad de Ciencias, hasta que se nos fue en el año 2011.
Una mistad entrañable fue la de un  vecino  y compañero  de estudio,  un  joven   de origen yugoslavo de nombre Nicolás  Luger, que vivía enfrente de mi casa.  Éramos grandes amigos y su familia me tenía mucho aprecio. Nicolás era un tipo especial por su personalidad fuera de serie. Le gustaba coleccionar animales disecados y mantener en su casa babas y reptiles pequeños. Como no le gustaba la televisión nos llevábamos muy bien.
No dispongo de fotos de aquella época. Hice este pequeño dibujo de memoria. La pintura es la única arma que poseo en contra del olvido. El colegio estaba situado en una colina y desde allí se divisaba toda Caracas, con el majestuoso Ávila al fondo. No sé si todavía existe o lo derrumbaron para hacer más edificios. Quisiera que alguien me suministrara una foto de aquel lugar entrañable de juventud. Años de oro.
Colegio Colinas  de Bello Monte

martes, 17 de abril de 2012

Un bongo remonta el Arauca.



Un bongo remonta el Arauca.


Un bongo remonta el Arauca bordeando las barrancas de la margen derecha.  Así comienza la famosa novela Doña Bárbara de Don Rómulo Gallegos, publicada en 1929. Una obra esencial y de obligatoria lectura para todos los que quieran comprender  la manera de ser y el alma del venezolano.  

Doña Bárbara es la novela venezolana más popular: desde su aparición, en 1929, se leyó con avidez quizás porque entre líneas Gallegos expresaba su rebeldía al régimen dictatorial de Juan Vicente Gómez y al atraso que vivía el país. La novela examina el tópico sociológico, de raíz positivista, civilización frente a barbarie en la vida venezolana rural.
Wikipedia.

Estoy leyendo de nuevo esta maravillosa novela que entre otras cosas, describe con emoción el vasto paisaje del Llano Colombo- Venezolano. Es una novela universal que narra la lucha de la civilización contra la barbarie. Un ideal de aquella época, que hoy habría que ver y revisar con cuidado.


Un bongo remonta el Arauca. 2012

Tres ríos..




El Arauca. Francisco Rivero.
El Arauca. Francisco Rivero.




¡De más allá del Cunaviche, de más allá del Cinaruco, de más allá del Meta. De más lejos que nunca!  De allí salió Doña Bárbara.  ¿Cuántos compatriotas conocen estos lugares? Seguramente muy pocos.
Son tres río que recorren el sur de la llanura de oeste a este y desembocan en al Orinoco. En sus orillas revolotean las garzas entre los chaparrales. Son ríos llaneros pero se alimentan del agua de la cordillera andina.



De más allá del Cunaviche. 2012.


Que Grande es Venezuela. 

Qué grande es Venezuela, piensa uno. Que pasaje tan majestuoso por su grandiosidad  y a la vez desolado podía ver desde la ventanilla de mi asiento. Apenas conocía una pequeña parte de mi país y ahora se develaba ante mis ojos un territorio infinito, desconocido y misterioso.

El Acarigua, el Guanare, el Masparro, el Boconó, el Santodomingo son ríos llaneros. Todos ellos  sedientos en el verano hasta que llega el invierno y engrosan su caudal con las lluvias. Se salen de sus cauces, anegan las vegas de las riberas, causan estragos en los poblados con las inundaciones. En invierno, cuando trabajan de manera  incesante  moviendo  rocas y arrastrando montañas de   arena hacia el sur del país son temerarios. Ahora son corrientes de aguas mansas que se fugan perezosamente de la tierra seca que quiere tragárselos, serpenteando entre matas, esteros  y medanales.

Hay muchos ríos, tierras fértiles, sol en abundancia en toda esta región, todo lo que se necesita para un gran desarrollo industrial y agropecuario pero esta región duerme en el abandono. Por estas tierras la civilización casi no avanza. A medida que nos movemos hacia occidente volvemos al pasado con las imágenes de  atraso y barbarie. Es la Venezuela de Doña Bárbara, la que se resiste a desaparecer, la que  se rebela en contra de cualquier intento de orden y planificación. La gente también es pesimista y apática por influencias del medio ambiente. Se conforman y viven con lo necesario. Es como viajar en un túnel del tiempo. 


El caño del río. Francisco Rivero.
El caño del río. Francisco Rivero.



Entre el llano y la Montaña.





Entre llano y montaña. Francisco Rivero.
Entre llano y montaña. Francisco Rivero.


Puente sobre el río Boconó.