viernes, 22 de marzo de 2013

Sangre de toro. Las penas y las alegrías.




Nuestra fauna presenta miles de combinaciones de formas y colores que no dejan de sorprendernos.
En los meses de marzo, abril y mayo vemos un pajarito rojo y negro que salta entre las ramas de los árboles buscando insectos para alimentarse. Aparece después de las lluvias, cuando aumenta la población de insectos. Es un visitante asiduo de la meseta de Mérida, lo he visto en la parte baja, hacia el sur (Los Guáimaros) como también en los bordes del barranco del río Chama (El Carrizal). Esta ave que se encuentra en la región del sur del lago de Maracaibo, Colombia y Mérida,  es un atrapamoscas conocido como Sangre Toro (Pyrocephalus rubinus), según la clasificación del libro Guía  de Las aves de Venezuela de William Phelps y Rodolphe Meyer de Schaunsee (1978).
Hice un bosquejo con creyones de pastel seco sobre papel de dibujo Fabriano de 160 gr.

Francisco Rivero. Sangre de toro. 2013.

Este pajarito que se dedica a cazar insectos con su pico bien afilado,  casi no le tema al hombre. Podemos acercarnos bastante a él para apreciar la belleza de su plumaje de un rojo profundo carmesí en el pecho cabeza y cuello y de un negro azabache en el lomo, la cola y una banda que va desde el pico hasta la rabadilla. Esta combinación de rojo y negro, bastante inusual, contrasta con el verde de la vegetación, lo cual puede traer problemas para la supervivencia de esta especie. Debemos cuidarlo mucho y protegerlo. ¿Cuántos niños  conocen de esta ave? ¿Cuántos maestros?  Ayer vi un sangre de toro, casualmente,   posándose en un árbol enfrente de una escuela donde estudia mi nieto. Eran las cinco de la tarde y los niños salían corriendo con sus uniformes de rojo y azul, como una bandada de pájaros asustados.
Me inspiré y escribí estos versos sencillos.

Pajarito sangre de toro
Rojita como el coral
No ríes como los loros
Ni cantas como el turpial.
Pero el negro de tu lomo
De azabache mineral
Y tu cabeza encendida
De  rojo como el rosal
Son las penas y alegrías
Que nos hacen suspirar
iluminando la vida
En esta tarde especial

miércoles, 16 de enero de 2013

El color del verano. La supremacía del amarillo.




Ya comienza en verano en Venezuela y la naturaleza cambia sus colores en respuesta a la sequía y el sol abrasador. El amarillo es el rey de los colores en esta época del año. Amarillo ámbar, cadmio, cromo y el indio de los pomos de colores se apoderan de mis lienzos y lanzan sus rayos dorados. Es una luz intoxicante del atardecer que hiere la pupila y derrite las formas, la que me interesa. La luz crepitante  entre el seco follaje como una llama de matices bermejos y naranjas, se impone en cada pincelada. 
Francisco Rivero. calle de Ejido. 2013.

En estos lienzos de formato 40x50 trato de atrapar el calor de las calles de Ejido en una clave de amarillo, casi monocromático. Apenas unos tonos ocres, verde claro limón  y carmesí rompen con la monotonía.  Son motivos sencillos de calles en perspectiva que se fugan al infinito. Sin embargo los tonos cálidos amarillos y ocres le restan profundidad y hacen ver un paisaje más plano.
Francisco Rivero. Paisaje de Ejido. 2013.

miércoles, 9 de enero de 2013

Por las calles de Ejido.





Ejido, pequeña urbe.

Ejido es una pequeña ciudad de unos 100 mil habitantes, pegada a Mérida, hacia el sur. Con un crecimiento acelerado sus calles  antes tranquilas cada vez se vuelven más agitadas por el intenso tráfico. Su recia estampa colonial lucha para no desaparecer, bajo la picota del progreso y poder preservar algo del pasado para mostrarlo a sus futuros habitantes.  Las viviendas desaparecen para convertirse en comercios. Hay algunos vestigios que hablan de la pequeña urbe rodeada de bucólicos cañaverales, bucares, trapiches y limpias quebradas.

Todavía se conservan algunas fachadas decoradas con molduras y ventanales de balaustre que le dan un carácter único. En estos días de enero hay bellas mañanas de cielos azules y luminosos, que contrastan con el colorido de las casas y los rojos tejados. En las tardes una luz ambarina se filtra entre las nubes y produce efectos insospechados en sus calles. Por las calles de Ejido se ven todavía algunas cosas pintorescas que reflejan la inocencia de un pueblo, que se niega a ser ciudad.

Francisco Rivero. El camino de la escuela. 2013.    

 La Iglesia de Montalban y su pequeña plaza son lugares de descanso y meditación. Su torre es una copia de la de la Catedral de Mérida.

Francisco Rivero. Iglesia de Montalban. 2013.


Antiguamente se entraba a Ejido, viniendo desde Tovar, por una pequeña calle lateral a la Plaza. Es la Calle Industria. Por esta calle entraron los Comuneros del Socorro y Simón Bolívar en su primera visita a Mérida en Mayo de 1813, hace exactamente 200 años. El alcalde debería darle un cariñito y remozarla.


Francisco Rivero. calle Industria. 2013.


Nos despedimos con una vista d  la misma calle pero hacia la parte sur, saliendo hacia la Avenida Centenario. Al fondo los cerros erosionados en tonalidades violetas y azuladas nos dan esa sensación de lejanía del resto de Venezuela.


Francisco Rivero. La Tarde. 2013.

sábado, 22 de septiembre de 2012

El Perro Nevado

El Perro Nevado.


La técnica del guache sobre cartulina de color es sumamente fácil de aprender. Un cuento tradicional de Mérida del escritor Tulio Febres Cordero, nativo de Mérida sirvió de motivcación para este trabajo.

 Asi comienza nuestra historia....
En una brumosa tarde junio del año de 1813, se detuvo una escolta de
caballería frente a la casa de Moconoque, sitio distante una legua de la villa
de Mucuchíes, para entonces el lugar más elevado de Venezuela. La casa
parecía desierta, pero apenas habrían dado dos o tres toques en la puerta,
cuando instintivamente los caballos que estaban más cerca retrocedieron
espantados. Un enorme perro salió a la mitad del camino dando furiosos
aullidos. Era un animal corpulento y lanudo como un carnero, de la raza
especial de los páramos andinos, que en nada cede a la muy afamada de los
perros del monte de San Bernardo.
Ante la actitud resuelta y amenazadora del perro brillaron de súbito diez o
doce lanzas enristradas contra él, pero en el mismo instante se oyó a espaldas
de los dragones una voz de mando que en el acto fue obedecida:
- ¡No hagais daño a ese animal! !Oh, es uno de los perros más hermosos que
he conocido¡
Era la voz del Brigadier Simón Bolívar, que cruzaba los ventisqueros de los
Andes con un reducido ejército. Por algunos momentos estuvo admirando
al perro que parecía dispuesto a defender por sí solo el paso contra toda la
escolta de caballería, hasta que el dueño de la casa, Don Vicente Pino, salió
a la puerta y lo llamó con instancia.
- ¡Nevado! ... ¡Nevado! ¿Qué es eso?
El fiel animal obedeció en el acto y se volvió para el patio de la casa gruñendo
sordamente. Su pinta era en extremo rara y a ella debía el nombre de Nevado,
porque siendo negro como un azabache, tenía las orejas, el lomo y la cola
blancos, muy blancos, como los copos de nieve. Era una viva representación
de la cresta nevada de sus nativos montes.

Francisco Rivero. Nevado. 2012.



Leyenda del Libertador y Nevado.

Una leyenda  es un buen motivo pictórico. La pintura al óleo de Bolívar y el perro Nevado que aparece en este Post, fue realizada en dos semanas. En primer lugar, y lo más difícil quizás es recoger lo esencial del hecho narrativo. ¿Qué es lo más importante en la leyenda? ¿Qué símbolos entran en juego? El paisaje de Mérida y sus páramos, el amor de Bolívar hacia la naturaleza, a través de su perro, y la altura de las montañas que se relaciona con los grandes y más puros  ideales y la incorporación de los indios en el proceso de independencia.
Para el fondo del paisaje usé una técnica de capas difusas muy suaves. La figura de Bolívar y el Perro han sido  trabajadas casi en escorzo y a contraluz, con sombras naturales que le dan bastante realismo y corporeidad. El primer pleno es un prado de vegetación andina muy típica, donde la luz juega con las formas apretujadas creando haces luminosos de mucho crispamiento. Al fondo, la casa del Señor Pino en Moconoque, humaniza al paisaje solitario del páramo.
Francisco Rivero. Bolívar y Nevado. 2012.

Continuemos pues con la narración de Tulio Febres Cordero:

¿Qué había sido de Tinjacá y de Nevado? Tratándose del perro del Libertador,
Urdaneta y su oficialidad averiguaron inmediatamente con los derrotados por
su paradero, pero nadie dio razón y se temió que hubiese caído otra vez en
manos de los españoles. Pero esto no era cierto, porque sabedor Calzada de
que el perro se hallaba en el combate de Mucuchíes hizo las más escrupulosas
pesquisas para descubrirlo, allanando al intento la casa y hacienda del señor
Pino su primitivo dueño; pero todo fue en vano: Tinjacá y Nevado no se
volvieron a ver. Parecía que se los había tragado la tierra.
Meses después, cuando Bolívar y Urdaneta se vieron en Pamplona por
primera vez después de estos desastres, aquel supo con tristeza la historia
del  perro, y admirando la fidelidad y valentía del indio, exclamó con
entera seguridad.
- ¿Sabe usted, Urdaneta, que abrigo una esperanza?
- Espero conocerla, general.
- Pues creo que mi perro vive y que lo hallaré cuando atravesemos de nuevo
los páramos de los Andes para libertar a Venezuela.
- No era la primera vez que Bolívar hablaba en tono profético.

sábado, 15 de septiembre de 2012

La comunidad Jamuén.



El pueblo de Lagunillas, su entorno tan especial, su gente y sus costumbres, son  fuentes de un inagotable caudal pictórico. La luz tropical incide sobre la tierra roja, las piedras, los cardones y cujíes, destacando las formas  de manera cristalina. Al fondo de este paisaje los picos de la sierra ponen un acento de nostalgia azulada.
Francisco Rivero. Lagunillas. 2012

Realice algunos bocetos en pastel de aceite, bastante coloridos y con trazos libres, para expresar mi emoción ante tantas hermosas tradiciones.
Según el Cuaderno de Ponencias UNESUR del año 2009.
Jamuén, según los españoles la definieron como pueblo de tierra seca. Sin embargo, Xamú, para los aborígenes de este territorio era el nombre del primer indígena que llegó y pobló estas tierras, quien fundó una cultura originaria, o civilización, ya que teníamos una forma de vida integral.


En Jamuén se se encuentran sentamientos indígenas que se mantuvieron en resistencia en el tiempo y que aún conservan casi en su totalidad la cultura original. Es el caso de los Quinaroes, Guasábaras, Quinanoques y otras comunidades. 

Francisco Rivero. El Chamán. 2012.

El Chamán Valerio Gutiérrez, compañero de trabajo en la Zona Educativa, es originario de este pueblo. Trabajaba en la coordinación de interculturalidad. En el equipo estaban bellas e inteligentes damas como Marlena Morales, Yanitsa Albarrán y la tovareña Gloria. Dirigidos por Valerio celebramos algunos rituales de purificación, con maestros de la zona. 
Francisco Rivero. Rito ceremonial. 2012

En una churuata al lado del Parque Yohama, en las orillas de la laguna se daba la reunión después del mediodía. Sentados en círculo en el suelo escuchábamos las tradiciones recuperadas por el Chamán y otros indígenas.  Al final se servía una chicha en vasijas de barro.
El tabaco es parte de la cultura Xamú.  Unicamente se utiliza para celebrar  en los sitios y horas destinados para los rituales.
FRancisco Rivero. Tabaco. 2012.

La laguna de Urao, reviste carácter sagrado para la comunidad.  Ella es la madre suprema de la naturaleza. De acuerdo a un mito, en ella viven en  una gran choza un anciano y una anciana. Ss dice también que la laguna es cuidada por los espíritus.
Francisco Rivero. Laguna de Urao. 2012.

jueves, 23 de agosto de 2012

Pintando con creyones de cera

El paisaje con creyones de cera es una técnica fácil y divertida, que permite obtener resultados aceptables en corto tiempo. Hice algunos bocetos, como apuntes de color empleando creyones. Más adelante me servirán para trabajos mayores y más acabados. El creyón tiene la ventaja de componer, dibujar y colorear al mismo tiempo. Esto es bueno cuando se tienen muchas ideas y hay que expresarlas rapidamente.
Con el creyón se obtienen distintos tipos de texturas y acabados. En estos trabajos lo usé muy empastado y encima de ellos froté con mis dedos, un algodón y otras cosas. También hice rasgados con la punta de una espátula.

Francisco Rivero. Atardecer. 2012.  




La montaña ofrece muchas posibilidades para componer y estudiar el color.

FRancisco Rivero. la quebrada, 2012.
En este pasisaje de arriba la técnica del rasgado es fundamental para crear esa sensación de transparencia y vaporosidad en el primer plano.

Francisco Rivero. marina. 2012
En esta marina de gran fuerza y dramatismo el amarillo del cielo contrasta de manera violenta con el azul del mar.

Francisco Rivero Bajando hacia la laguna. 2012
Un paisaje frio de montaña. sirvió de motivo para este apunte tarbajadoa  base de grandes manchas de color con raspaduras.