Pintando el paisaje del páramo de Mérida, Venezuela.
Siempre ha sido para mí una experiencia agradable hacer una caminata de montaña. Especialmente en la Sierra Nevada de Mérida, una región con un ecosistema muy particular de páramo en los Andes Tropicales. El aire es delgado y transparente dejando ver todo de manera nítida. El colorido de sus
flores, lagunas, cielos y montañas se desparrama sobre el lienzo creando
escenas de gran luminosidad y atractivo visual.
Estos paisajes son únicos: una
vegetación de alta montaña que se adapta las alturas de más de 4000 metros, días
soleados y noches frías, presentando formas y colores pintorescos que se destacan
en lo oscuro de sus riscos de piedra.
Laguna. Francisco Rivero. 2014 |
Lagunas de origen glaciar.
Fuimos al páramo en el mes de enero, cuando el cielo es más
azul. Junto a mi hermano Jesús y el amigo José Sierra, un senderista veterano,
ascendimos algunos cientos de metros, después de dejar el vehículo en la Laguna
de Mucubají. Siempre andando despacio,
pues el aire es poco denso en estos lugares. Desde un lugar alto se puede
contemplar a plenitud las nieves del pico Mucuñuque, detrás de la Laguna Negra.
Las flores amarillas del frailejón contrastan con el verde profundo de los
pinares y las aguas oscuras de las lagunas. La luz parece irradiar de todas
partes.
Pintando las lagunas del páramo.
Después de comer una tortilla con pan y un poco de vino, la
conversación amena de cuentos de montaña no se hizo esperar. Un poco más abajo de donde acampamos había una pequeña laguna cuyas aguas eran completamente verde. Pese que era un efecto del vino. Pero luego me acerque a ella y lo comprobé con mis propios ojos.
Es una suerte para
los venezolanos poder contar con estos lugares de esparcimiento donde el aire
puro y la naturaleza nos hacen sentirnos más saludables y relajados. Este entorno
de paz y tranquilidad es lo que trato de expresar en estas dos obras. Son
pinturas al oleo de 60x60 cm.
Laguna Verde. Francisco Rivero. 2014 |