En sus ultimos años la pintura de Monet se disuelve en colores vaporosos que disuelven las formas.
El campo de rojos tulipanes.
La costa del mediterraneo en Antibes.
La antigua ciudad amurallada de Antibes es una presencia
brumosa y etérea al otro lado del mar en esta pintura de la costa mediterránea,
en la que la pincelada suave de Monet evoca el calor de la mañana y la quietud
lánguida del paisaje. A sugerencia del marchante de arte Paul Durand-Ruel, el
artista visitó Antibes en el mar Mediterráneo de enero a abril de 1888. Durante
la década de 1880, Monet exploró cada vez más áreas más allá de París y
Normandía en busca de motivos frescos y atractivos. A veces estas incursiones
en nuevos territorios iban acompañadas de dudas y desafíos, como en el sur,
donde el sol brillante preocupaba a Monet.
Escribió a su compañera y futura esposa, Alice Hoschedé, de
Antibes: "¡Qué hermoso es aquí, sin duda, pero qué difícil pintar! Puedo
ver lo que quiero hacer con bastante claridad, pero aún no estoy allí. Es tan
claro y puro en sus rosas y azules que el más mínimo trazo mal juzgado parece
una mancha de suciedad". A pesar de las dudas de Monet sobre su capacidad
para evocar la luz mediterránea, en junio de 1888 el marchante Theo van Gogh,
hermano de Vincent, compró y exhibió diez pinturas que Monet realizó en
Antibes, esta obra entre ellas.
Jennifer A.
Thompson, from Masterpieces from the Philadelphia Museum of Art: Impressionism
and Modern Art (2007), p. 72.
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