La Paradura en el Estado Mérida, Venezuela.
Estamos a comienzos de año
en un día luminoso del mes de Enero. Hoy asistimos a casa de unos viejos amigos,
quienes celebran hoy la paradura del niño. Una vez traspasado el umbral de la
vivienda, se percibe la actividad propia de los preparativos del ritual en el
hogar doméstico donde ya vemos a los invitados que van llegando y se sientan en
sillas de suela o bancas de madera alrededor del pesebre.Un olor a hallaca que viene
de la cocina, entretejido con los efluvios perfumados del encinillo, díctamo y
demás hierbas del pesebre se cuela entre las puertas y postigos de las
ventanas.
La gente se ubica de acuerdo a su jerarquía y grado de filiación con la
familia hasta llenar la pequeña sala: los mayores del círculo familiar en los
puestos de adelante, muy próximos al pesebre, y la gente joven o parientes más
alejados hacia la parte de atrás e inclusive fuera del recinto en los corredores,
el saguán y el patio central donde se van formando grupos de conversación muy
animada.
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La Paradura. Francisco Rivero. 1995. |
La Paradura se celebra cualquier día,
entre el primero de enero y el 2 de febrero. Pinte un gran cuadro de 80 x 100 cm. con este tema. Creo que lo tiene mi sobrino Leonardo Rivero allá en Madrid.
Nos sentamos en el corredor de la casa a
conversar con Juan, el dueño de la casa, quien hace poco nos ha presentado a
sus padres, un par de ancianos cercanos a los 80 años, de pelo blanco y rostro
rubicundo curtido por el sol, quienes viven en una pequeña finca cerca de
Mérida. Afuera en la calle ya comienzan a lanzar cohetes para anunciar a todo
el mundo con orgullo, que hay una paradura en casa.
La Paradura del niño en un ambiente de muy sano festejo
La
gente grande charla amigablemente y se ríe de cualquier cosa mientras los
chiquillos corren de un lado a otro haciendo de sus tremenduras. Los músicos ya
han llegado y son atendidos con mucha deferencia por los dueños de casa,
sentándolos enfrente del pesebre en sillas previamente reservadas para ellos.
Poco a poco van afinando los instrumentos que han traído para esta ocasión:
violines, guitarras, tiples, cuatros y maracas.
Ahora comienzan a tocar música algo
ligera y alegre como valses, joropos, paseos y merengues para animar el
ambiente.
Juan y su esposa Isabel se van moviendo
entre los invitados ofreciendo un blanco ponche andino en vasos pequeños, que la
gente agradece con placer
-
Este ponche le ha quedado muy sabroso- le digo a Isabel, mientras termino mi
vaso con fruición no disimulada.
-
Es ponche casero- nos comenta, lo hicimos acá en la casa con ron, leche
condensada, flan y una pizca de canela.
Traigan el bizcochuelo.
Mientras
tanto en la cocina, las hijas de Juan y algunas primas trabajan como abejas en
una colmena, preparando los platos y bebidas que se habrán de repartir. Ya el bizcochuelo
ha salido del horno y los están cortando en tiras alargadas. Otras jóvenes
voluntarias se encargan de ir calentando las hallacas en enormes ollas de
barro. Isabel saca del escaparate de su cuarto una caja conteniendo las velas.
Un hermano de Juan entra y sale de la cocina a cada rato, llevando cerveza fría
de la nevera para repartir a sus amigos quienes se encuentran en la calle. La
alegre algarabía del parloteo de las comadres, los gritos de los niños, y el
ruido estruendoso de la pólvora crispan el ambiente de la casa.
De
repente Isabel se acerca al pesebre, con las velas y le ordena a su esposo
- A
ver Juan, dígale a la gente que se vaya acercando pues vamos a comenzar con la paradura del niño.
-
Vengan los cuatro padrinos para darles sus velas especiales- nos dice
Me acerco al pesebre junto
con mi esposa, pues hemos tenido el honor de haber sido nombrados padrinos de
la paradura, junto con otra joven pareja, familiares de Juan. Ser padrino
significa honrar al niño, ejecutando el ritual con todos los pasos. Nunca son
padrinos los dueños de casa, a menos que sea una paradura muy reducida en la
estricta intimidad familiar.
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Violinista,. Francisco Rivero. 1992. |
Los padrinos de la paradura,
que siempre deben ser cuatro, recibimos velas especiales de un color llamativo,
en este caso rojas, y al resto de los invitados se les entregan velas blancas o
amarillas algo más pequeñas. La gente se pone toda de pie, y se hacen la señal
de la cruz, mientras se van encendiendo las velas poco a poco. Y ahora comienza
a escucharse el canto de los músicos quienes describen el proceso de la
paradura en versos hexasílabos muy sencillos y llenos de gran devoción
cristiana.
Los cantos de la paradura.
Dos hombres cantan a dúo en
voz alta con tonos muy agudos los versos, mientras la música los acompaña. La
imagen del niño la levantamos del pesebre y la colocamos en un pañuelo grande
de seda, y ahora lo levantamos con cada una de sus puntas sostenida por uno de
los padrinos. Luego lo paseamos en procesión, por todos los ámbitos de la
vivienda y posteriormente por la calle, con los músicos encabezando el grupo,
más atrás los padrinos y luego los invitados con las velas encendidas.
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Pequeña paradura. Francisco Rivero. |
Mientras se lleva a cabo el
paseo se oyen las descargas de mortero y los fuegos artificiales en el patio de
la casa y la música de los violines en arpegios de gran emoción. Una vez
concluido el paseo, la imagen del niño se vuelve a colocar, esta vez de pie, en
el pesebre. Se apagan las velas, se hacen las peticiones por parte de los
señores de la casa y luego cada uno de los asistentes besa la imagen del niño.