miércoles, 16 de enero de 2013

El color del verano. La supremacía del amarillo.




Ya comienza en verano en Venezuela y la naturaleza cambia sus colores en respuesta a la sequía y el sol abrasador. El amarillo es el rey de los colores en esta época del año. Amarillo ámbar, cadmio, cromo y el indio de los pomos de colores se apoderan de mis lienzos y lanzan sus rayos dorados. Es una luz intoxicante del atardecer que hiere la pupila y derrite las formas, la que me interesa. La luz crepitante  entre el seco follaje como una llama de matices bermejos y naranjas, se impone en cada pincelada. 
Francisco Rivero. calle de Ejido. 2013.

En estos lienzos de formato 40x50 trato de atrapar el calor de las calles de Ejido en una clave de amarillo, casi monocromático. Apenas unos tonos ocres, verde claro limón  y carmesí rompen con la monotonía.  Son motivos sencillos de calles en perspectiva que se fugan al infinito. Sin embargo los tonos cálidos amarillos y ocres le restan profundidad y hacen ver un paisaje más plano.
Francisco Rivero. Paisaje de Ejido. 2013.

miércoles, 9 de enero de 2013

Por las calles de Ejido.





Ejido, pequeña urbe.

Ejido es una pequeña ciudad de unos 100 mil habitantes, pegada a Mérida, hacia el sur. Con un crecimiento acelerado sus calles  antes tranquilas cada vez se vuelven más agitadas por el intenso tráfico. Su recia estampa colonial lucha para no desaparecer, bajo la picota del progreso y poder preservar algo del pasado para mostrarlo a sus futuros habitantes.  Las viviendas desaparecen para convertirse en comercios. Hay algunos vestigios que hablan de la pequeña urbe rodeada de bucólicos cañaverales, bucares, trapiches y limpias quebradas.

Todavía se conservan algunas fachadas decoradas con molduras y ventanales de balaustre que le dan un carácter único. En estos días de enero hay bellas mañanas de cielos azules y luminosos, que contrastan con el colorido de las casas y los rojos tejados. En las tardes una luz ambarina se filtra entre las nubes y produce efectos insospechados en sus calles. Por las calles de Ejido se ven todavía algunas cosas pintorescas que reflejan la inocencia de un pueblo, que se niega a ser ciudad.

Francisco Rivero. El camino de la escuela. 2013.    

 La Iglesia de Montalban y su pequeña plaza son lugares de descanso y meditación. Su torre es una copia de la de la Catedral de Mérida.

Francisco Rivero. Iglesia de Montalban. 2013.


Antiguamente se entraba a Ejido, viniendo desde Tovar, por una pequeña calle lateral a la Plaza. Es la Calle Industria. Por esta calle entraron los Comuneros del Socorro y Simón Bolívar en su primera visita a Mérida en Mayo de 1813, hace exactamente 200 años. El alcalde debería darle un cariñito y remozarla.


Francisco Rivero. calle Industria. 2013.


Nos despedimos con una vista d  la misma calle pero hacia la parte sur, saliendo hacia la Avenida Centenario. Al fondo los cerros erosionados en tonalidades violetas y azuladas nos dan esa sensación de lejanía del resto de Venezuela.


Francisco Rivero. La Tarde. 2013.