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viernes, 1 de julio de 2016

La muchacha de blusa rosada.




Me da pena decirlo, pero tenía un retrato inacabado de mi hija Paola Stephanie que comencé en el año 2006, cuando ella contaba 19 años. Estuvo abandonado entre mis otros cuadros en el ático y me había olvidado de él. Finalmente, después de una operación de limpieza lo encontré de nuevo y decidí finalizarlo. Tenía un fondo muy pálido, poco llamativo y que no realzaba la figura de la retratada.

Paola. La Muchacha d ela blusa rosada. Francisco Rivero. 2006-16

Paola es una joven espigada, ingeniero de sistemas. Ella es  de mente realista, moderna  y  poco soñadora.  El formato apaisado se adapta bien a los retratos no tradicionales. Así pues hice un retrato enmarcándola entre líneas rectas, objetos nítidamente definidos, sentada en un sofá de la casa de Mucurubá, con un paisaje de fondo de casas blancas. Me inspiré en la pintura del artista venezolano Héctor Poleo, quien usaba esos colores planos y llamativos.
Ella es zurda y su mano izquierda está en la posición de  manipular el ratón de la computadora. Este es quizás el detalle más significativo del cuadro. Había otro problema y era que la blusa que ella llevaba era de mangas cortas y de color blanco. Para darle más realce a la pintura le coloque una blusa rosada que vi en una tienda por la página  web de Amazon. Ella vive en Orlando, no se enteró de los cambios que hice y le mande la foto por email. Estuvo de acuerdo en que la blusa color rosado guayaba le quedaba bien y se sintió feliz con su retrato.
Esta pintado al óleo y mide 50 x 60 cm.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Los retratos familiares

El retrato al óleo ofrece grandes retos, debido a la gran cantidad de pequeños problemas que se pueden presentar en su ejecución. Un retrato, más que el parecido físico con la persona, debe expresar algo de su personalidad bien sea mediante la postura, las luces o los gestos.  Nadie quiere un retrato que sea una fotografía exacta.
Digámoslo claramente desde ya: pintar retratos es difícil. Hay que practicarlo casi a diario para poder dominar la técnica. Es por esto que  muchos pintores se dedican sólo a este género. En mi caso particular he hecho unos cuantos retratos, para divertirme, como compromisos con mi familia. Con algunos de ellos  creo que he quedado medianamente satisfecho.

Mi nieto de dos años es un niño muy travieso. Lo retraté sentadó en el sofá mirando con mucho interés hacia la puerta. La mirada pensativa del niño, refleja una mente sumida en pensamientos profundos. El trata de adivinar quien entrará en la habitación. Hasta ahora que yo sepa, el no ha tenido quejas acerca   del retrato.

José Manuel. 2010.

Este retrato de mi padre Jesús Rivero Gil ( 1918-2000) está hecho al óleo con toques de pincelada bastante libres. Esto refleja  de algún modo el carácter del retratado: un hombre amante de la libertad.

Jesús Rivero Gil. 1998.
MI madre Beatriz de Rivero es alegre, franca y  extrovertida. En su retrato predominan los colores cálidos como el ocre y el amarillo.

Beatriz de Rivero. 2003.
Mi esposa Nancy tambié fue retratada. El rojo del vestido simboliza el color del amor, el fuego y la pasión. Ella es signo Aries.

Nancy. 2006.
A mi hijo Francisco José lo pinte al estilo renacentista. A él le gusta estar siempre distante y separado de los demás.

Francisco José. 2006.
Mi hija Paola Stephanie fue siempre buena estudiante. Por eso la pinto con uniforme escolar.

Paola. 2006.
Para mi autorretrato busqué un sombrero de paja. Me identifico mucho con Van Gogh, un pintor incomprendido que luchó por llevar su arte hacia adelante expresando sus sentimientos más intímos en cada trazo de la tela.

Autorretrato. 1996.