sábado, 9 de octubre de 2021

La mujer y el dragón

 

Un cuadro religioso.

De  una de las paredes de la sala de mi casa, la que da hacia el norte,   cuelga un cuadro religioso. No me acuerdo cuando lo pinté. Es una parte importante del mobiliario de la casa. La gente cuando entra se queda viéndolo con atención. Es una estampa de la virgen interpretada por un artista anónimo  del Tocuyo, Estado Lara... Una virgen un poco extraña envuelta en un manto verde de perfiles geométricos, que ahora, después de leer el libro del Apocalipsis, entiendo mejor. No es una virgen cualquiera casta y purísima, de estilo  tradicional de esas que vemos en las iglesias de los pueblos.

La mujer y el dragón.


A veces me pongo  observar algunos cuadros que he pintado hace muchos años, para entretenerme en las horas de ocio. En esta pandemia del 2021, la vida nos ha cambiado a todos. Busco señales entre mis pinturas de algunos símbolos o señales de carácter premonitorios de esta tragedia de la humanidad, que pueda arrojar alguna luz sobre este gran misterio.

Me hago varias preguntas: ¿Por qué ocurren las pandemias? ¿Es un mecanismo secreto de Dios para castigar  a la humanidad? ¿Cuál ha sido el mal que ha desencadenado todo esto?

¿Virgen María o Pueblo de Israel?

La iconografía cristiana es algo confusa. Cada personaje y objeto tiene un significado que hay que interpretar. Esto es lo bonita de la pintura. Un arte de representación e interpretación. Cada quien ve las cosas y las piensa su manera. De Igual manera La Biblia presenta diversas alegorías que hay que interpretar.

Esa mujer que pinté con un  dragón a sus pies y una corona de doce estrellas no es la Virgen María. Entonces ¿Quién es ella? ¿A que ser  de la religión  cristiana representa?

El Apocalipsis, Libro 12.

A continuación trascribo el libro 12 del Apocalipsis, para hallar respuestas. ES un libro que anuncia el segundo renacer de la Humanidad.

 

12  Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.

2 Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento.

3 También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas;

4 y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese.

5 Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono.

6 Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días.

7 Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles;

8 pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo.

9 Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.

10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.

11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.

12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. !!Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.

13 Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón.

14 Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.

15 Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río.

16 Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca.

17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.

martes, 9 de marzo de 2021

Sentir sureño.

 

De los pueblos del sur en el estado Mérida, vienen a mi memoria recuerdos de viajes placenteros. He plasmado algunos de sus bellos paisajes en cuadros al óleo. Cuando uno pinta se traslada de nuevo hacia aquellos lugares mágicos de pequeño pueblitos escondidos entre montañas. Pueblos silenciosos en donde la quietud solo es perturbada por el caracoleo de algún caballo, el canto de una paraulata o la risa de un niño que va a la escuela. Son pueblo de encantadora sencillez, de gente trabajadora que vive con pocas cosas en las casas  que nos retraen al pasado.

Sentir sureño en sueños de colores.

El Molino.

Como parte de mis obligaciones en la Zona Educativa del Estado Mérida, hicimos un viaje por los pueblos del sur para realizar unas jornadas de sinceración de Nómina en los planteles. Se sabe que muchos docentes se retiran o se cambian de un lugar a otro, sin informar  a la autoridad educativa.  Esto, por supuesto, trae serios problemas de planificación, al no poder contar con estadísticas confiables.


El Molino. Francisco Rivero.
El Molino. Francisco Rivero.


Así pues se formó una comisión en la Zona Educativa, para atacar y resolver este problema, durante la gestión del Dr. Gilberto Perdomo. Esta comisión, salió dela zona el día 10 de enero de 2010 a las 3 p.m. Estaba integrada por unas once personas.

Salimos de Mérida en un par de vehículos rústicos 4x4: Una camioneta Toyota Chasis largo de 10 puestos y otra camioneta Mazda de doble cabina de 5 puestos. Después de pasar Ejido y Lagunillas, tomamos la vía de Estanques.  Allí comenzamos a subir por una carretera que serpenteaba entre cerros, dejando ver un paisaje de montaña impresionante.

 

Pasamos por el Páramo de las nieves, el lugar más alto del camino. Después de pasar la finca de Betania, aparecieron en el fondo de un valle cuatro esbeltas palmas y la torre cuadrada de color amarillo ocre de una iglesia.  Son palmas muy altas y robustas del tipo Washingtoniana.  Llegamos al Molino a las 7 de la noche.

Allí nos recibieron dos profesores, que se encargaron de todos los detalles para hacer más confortable nuestra estadía.  Nos quedamos en la posada de la Sra. Aurora Ramírez, a poco pasos de la plaza.  Después de cenar vino la charla, nos acostamos temprano y luego se fue la luz. El cielo estaba despejado, la noche era fría como todas las del mes de enero y pude ver desde mi ventana, a través de una claraboya en el techo, las estrellas y me quedé dormido rápidamente por el cansancio del viaje.

Visitamos su pequeña escuela en la mañana. Luego partimos a otros pueblos a seguir rodando. Un día en Canaguá, otro en Mucuchachí para visitar la escuela técnica agropecuaria y así se fueron los días.  Nos movemos entre charlas de maestras, verdes cerros, ríos de colores  y empinadas  mesetas para cumplir con nuestra misión…..

 

San José del sur.

Esto lo escribí hace más de veinte años en mi libro Visitando Mérida.

San José es uno de los Pueblos del Sur, que mejor ha logrado conservar su arquitectura típica, de blancas casas con anchos muros y ariscados aleros. San José, a 2334 metros de altitud, se asienta en una pequeña ladera regada por una quebrada muy cristalina del mismo nombre. El clima es frío y seco con temperatura media de 15° C. En las tardes la neblina que baja desde los paramos cercanos, envuelve al pueblo en su blanco y misterioso manto, dando una sensación inefable de paz, recogimiento y profunda contemplación.

San José del Sur. Francisco Rivero.
San José del Sur. Francisco Rivero.


Se puede llegar a San José por una carretera asfaltada que viene de Mucutuy atravesando el Páramo de San José cubierto de neblina: una ruta turística de gran belleza por sus paisajes, con alturas que pasan de los cuatro mil metros. La ruta desde Mucutuy es de aproximadamente 1 hora y media de duración en vehículo rústico. Allí se puede apreciar la vegetación tan especial de estos lugares con gramíneas y frailejones que cubren una de las formaciones geológicas más antiguas de los Andes. En el sitio denominado El Cumpiz, hay un parque muy curioso con figuras de animales talladas en piedras

Después de pasar este páramo que divide los dos municipios, se comienza a descender por el otro lado de la sierra hacia la vertiente de la quebrada Tostós en donde se puede palpar la majestuosidad de la sierra Nevada y el valle profundo del río Nuestra Señora. En las verdes laderas se ven algunas casas dispersas, de campesinos que trabajan la tierra con tesón. Continuamos descendiendo por una calzada muy estrecha que se retuerce, siguiendo los pliegues de la montaña. Al final se divisa a San José con su semblante cálido y acogedor a esta hora de la mañana, recogido en la intimidad silenciosa de su pequeño valle.

San José posee una población de 148 habitantes. Por sus dos calles longitudinales tranquilas que conducen a la pequeña plaza, el viento susurra constantemente entre los bien podados pinos. Algunas paraulatas con sus negras colas y ojos de color amarillo, se nos cruzan en el camino, volando entre los matorrales. Son los ciotes que saltan entre las ramas..

Su iglesia sencilla de sólida planta rectangular, con una sola nave y ancha torre, contrasta por su blancura con el verdor de los campos vecinos. En sus alrededores se cultiva el trigo, papas, leguminosas y hortalizas usando los métodos tradicionales del arado de bueyes. Son cantidades modestas, pero suficientes para abastecer a los habitantes de la localidad. Existe también una pequeña truchicultura en el pueblo.

martes, 9 de febrero de 2021

Pinturas al oleo de Ejido.




Pinturas de Ejido.

La pintura al oleo de Ejido, el pueblo más cercano a Mérida, ofrece algunas vistas interesantes. Ejido posee un clima muy especial marcado, por temperaturas cálidas especialmente en las horas de la tarde cuando el sol recalienta sus calles. 
Ya comienza en verano en Venezuela en este mes de febrero. y la naturaleza cambia sus colores en respuesta a la sequía y el sol abrasador. El amarillo es el rey de los colores en esta época del año. Amarillo ámbar, cadmio, cromo y el indio de los pomos de colores se apoderan de mis lienzos y lanzan sus rayos dorados. 

Es una luz intoxicante del atardecer que hiere la pupila y derrite las formas, la que me interesa. La luz crepitante  entre el seco follaje como una llama de matices bermejos y naranjas, se impone en cada pincelada. 
El cuadro de la izquierda es una perspectiva de la calle principal del pueblo, que conduce  a la plaza bajando hacia el oeste. La segunda vista la tomé desde una esquina de la plaza. Ambos son oleo sobre lienzo de  40 x 50 cm.


La Paza. Ejido. Francisco Rivero. Oleo. 2009.

A continuación cito algunos pasajes de mi libro Visitando Mérida. 

Ejido ha sido llamada con justicia por Tulio Febres Cordero “La ciudad de la miel y de las flores”. Este título tan dulce, se debe a sus tradicionales panelas con las que se preparan los dulces caseros de higo, leche y guayaba, así como la rica miel y las flores provenientes de sus campos. Desde la época colonial, en Ejido se procesa la caña en los trapiches, para producir las panelas que sirven para endulzar los platos de la cocina típica del Estado Mérida. 

La ciudad de la caña y de la miel.

Hacia el sur oeste de la Ciudad de Mérida, siguiendo la carretera Transandina, después de recorrer unos doce Kilómetros, nos encontramos con Ejido, la pequeña ciudad, situada a 1170 metros sobre el nivel del mar. El poblado se extiende  sobre una meseta de suave pendiente, de origen aluvial, en la margen derecha del río Chama. Posee una temperatura media de unos 21 C. Ejido tiene una población cercana a los 100 mil habitantes.

La población tiene por límites la quebrada Montalbán por el lado este, la quebrada La Portuguesa, por el lado oeste, el río Chama hacia el sur y hacia el norte colinda con las aldeas de El Manzano y El Salado. En sus alrededores abundan los cultivos de caña de azúcar, que se prolongan desde las fértiles vegas del Chama, hasta la parte montañosa, hacia el norte donde arranca la Sierra de la Culata, en aquellos lugares abundan las pequeñas fincas de  la caña, el plátano, las guayabas, los cafetos y otros cultivos trepan por las laderas, hasta alcanzar las aldeas de El Manzano y El Salado.

La ciudad está dividida en tres parroquias: Parroquia Matriz, hacia el oeste, Parroquia Montalbán hacia el este y la Parroquia Fernández Peña, hacia el sur de la ciudad. Hasta hace pocos años, la carretera Transandina atravesaba el poblado por la Plaza Bolívar. Hoy se tiene una vía alterna por la parte baja, llamada Avenida Centenario, la cual divide a la ciudad en dos sectores. 

Hacia la parte de arriba de dicha Avenida se ubica el casco central del viejo Ejido, el cual consiste de dos calles paralelas bastante largas, llamadas Fernández Peña y Bolívar, atravesadas por unas catorce transversales cortas. 


Calle principal de Ejido. Francisco Rivero. Oleo. 2009.




La Avenida Fernández Peña que corre en sentido este-oeste, nos conduce hasta la Plaza Bolívar en el casco central.
En los alrededores de la Plaza Bolívar se percibe un ambiente de pueblo andino por la presencia del mercado municipal y las tiendas que ofrecen todo tipo de mercadería, como cestas de fibra vegetal, relucientes machetes, ollas de barro, cobijas de lana, sacos de maíz, ramilletes de flores, etc. 

Acercándonos a la Plaza.

Muchos campesinos bajan de las aldeas vecinas a vender sus productos al mercado y a comprar los artículos manufacturados que no se consiguen en el campo. Sentado en un banco de la plaza, bajo la sombra de los chaguaramos, me detengo a conversar un rato con una señora que ha venido desde El Morro a visitar un familiar que se encuentra enfermo. Mientras ella espera el jeep que la llevará de vuelta, me habla acerca de las propiedades curativas de algunas yerbas como el diente de león y el poleo. 

La medicina tradicional basada en el poder curativo de las plantas, es un legado milenario de los indígenas, que se ha mantenido vivo de generación en generación por los habitantes de estas regiones. Los vehículos que se dirigen hacia las aldeas de Ejido se estacionan alrededor de la plaza y el mercado. Estos viejos jeeps, se reconocen por la gran cantidad de equipajes que llevan sobre el techo, como por ejemplo, bultos de papas, pacas de panela, racimos de cambures y otras cosas; además, sus vidrios están llenos de polvo y sus cauchos cubiertos por el barro de los accidentados caminos que deben transitar. Un pasajero de mejillas quemadas por el sol, toma un trago de miche de una botellita que guarda con mucho cuidado en el bolsillo interno de su chaqueta.

La Iglesia Matriz.


Enfrente de la plaza, vemos la bella Iglesia Matriz de Ejido, dedicada a San Buenaventura. De aspecto neoclásico, fue terminada de construir en 1907. Posee una fachada rectangular, dividida en dos cuerpos verticales, con pilastras de fuste estriado, que sostienen un friso con triglifos y metopas. En la parte de arriba, se tiene un pequeño frontón, semejante a un altar, con un arco acompañado de dos pequeñas pilastras a cada lado en forma simétrica, rematadas en el tope por una cornisa curvilínea, sobre la que se apoya una estatua de San Buenaventura. Tres puertas grandes de madera debajo de arcos con vanos permiten el acceso a cada una de las naves. 

Iglesia de Ejido. Frasncisco Rivero. 2000.


A ambos lados un par de torres simétricas octogonales, rematadas en cúpula, complementan el conjunto. La torre del naciente tiene cuatro relojes y la del poniente un campanario. El techo es a dos aguas y una gran cúpula sobre el ábside, le dan mucha fuerza y peso a la estructura. Por cierto que tanto las pequeñas cúpulas de las torres, como la del ábside, están revestidas de cobre recientemente, y resaltan bastante desde lejos.

Como la mayoría de iglesias de los pueblos andinos, la de Ejido ha sido erigida sobre un podio, de dos metros de altura en la parte delantera y que casi desaparece hacia el
ábside, para compensar el desnivel del terreno. 

Unas escalinatas a cada lado permiten subir a un pequeño atrio o galería en la parte delantera, bordeado por barandas de balaustre.
El interior de la iglesia es bastante suntuoso. La nave principal de gran tamaño está sostenida por gruesas columnas de fuste liso pintadas de color negro imitando el mármol, las cuales sostienen el techo mediante unas arcadas. En las paredes laterales se aprecian unos vitrales hermosos de motivos geométricos y florales. En la parte inferior de cada vitral se observan los nombres de las familias que, en algún momento, los donaron. 

Caminando hacia el altar, se abren un par de capillas, laterales dedicadas a algunos santos. El altar mayor contiene un retablo hecho de mármol blanco, con tres nichos que contienen las imágenes de San José y la Virgen Inmaculada hacia los lados, y San Buenaventura en el centro. También en la pared del ábside observamos un fresco que representa la sagrada familia. Sobre la puerta principal, sobre un vano, está situado el coro y una escalinata en espiral que da acceso al mismo. 

El piso de mosaicos blancos y negros, así como las decoraciones de las columnas, arcos y techos, imitando el mármol, le dan gran vistosidad y magnificencia a esta hermosa iglesia.
La Plaza Bolívar está circundada por algunas casas coloniales de dos pisos, el edificio de la alcaldía, la Policía, la Clínica y el portón de acceso al mercado. 


Continuamos nuestro recorrido en sentido contrario, siguiendo la Avenida Bolívar, y nos encontramos con una pequeña plaza dedicada a Justo Briceño, bajo la sombra protectora de dos enormes robles y un samán. Un jardín de rojos capachos le da colorido al contorno. Enfrente vemos una casa muy antigua con un portón azul. Es el Museo Histórico Religioso de Ejido que contiene la colección de objetos de Don Paco Ortega. La casa está en muy mal estado, pero recientemente se iniciaron los trabajos para el rescate de esta edificación.

Calles multicolores. 


El pueblo es de genio alegre y bullicioso- de casas multicolores y fachadas de todos los estilos y tamaños, abarrotadas de tiendas y pequeños talleres  reparación. Usando una técnica cubista hice este cuadro al oleo de 40 x 50 cm.
Para ver otros cuadros de ejido, Calles de Ejido.  

Calle de Ejido. Francisco Rivero. Oleo. 2009.


 

Pintura al oleo cubista de Ejido, Mérida, 

Inspirada en un ambiente algo caótico de  Ejido. con sus  un barriadas que crecen de forma algo anárquica, sus fachadas multicolores forman imágenes de caleidoscopio bastante poéticas. Hay gran cantidad de comercios con avisos que saturan la mirada. La  población que supera los cien mil habitantes ha sabido sobrevivir en esta crisis con bastante ingenio. Mucha gente hace  vida componiendo lo que se daña. 

Se arreglan planchas, se estiran zapatos, se reparan calentadores, se compra oro, se hacen camisas, se alquilan lavadoras chaca-chaca,  se venden hallacas por encargo, se dan clases de Matemáticas, se reparan colchones, se hacen contratos, se limpian  inyectores de Chevrolet, se muele maíz, se hacen canales, se hecha la buena suerte,…etc. Rótulos y más rótulos guindan de los portales. La gente se rebusca por todos lados.


Francisco Rivero. Ejido. 2017



El paisaje de ejido es del color del realismo mágico: en nítidos perfiles de rojo y amarillo se van pintando como en un cuadro al oleo, las   casas y edificios que se amontonan  formando pequeños barrios arrinconados entre el Chama y la montaña. 
Este cuadro que pinte hace unos días es una síntesis de todo esto. Parece una cobija de la abuela hecha de parches de tela. O como dirían los norteamericanos un “Country Quilt”. Es un cuadro muy  energético y   a la vez sofocante, en el mejor “estilo tortilla” que he estado usando últimamente.  Esta hecho en acrílico sobre un lienzo de 50 x 60 cm.
Calle Industrias. Ejido. Francisco Rivero. Oleo. 2009.



Algunas casa viejas de noble aspecto con altos ventanales de balaustre rematados en cornisas de tejas, se trasforman en carnicerías, farmacias  y abastos, de manera irreverente con el pasado, mediante un hueco rectangular entre sus blancos muros de tapia. Un hueco    rematado con  una tosca puerta de herrería. 

Bajando hacia Los Guaimaros.


La ciudad crece proolongándose  hasta los cerros desforestados  del Moral,  los cujíes amarillentos de Los Guáimaros, el cerro de Pan de Azúcar, los cañamelares de El Salado y sigue hacia La Mesa por una carretera que serpentea lomos de cerros.  En la periferia, Calles de asfalto negro  se entretejen  entre los rojos  bucares y los ceibos  formando intrincados laberintos por donde nos perdemos los que somos de afuera. La mirada se pierde entre tantas líneas y colores.

El trapiche. Francisco Rivero. Oleo. 1999.



Este cuadro que pinte hace unos días es una síntesis de todo esto. Parece una cobija de la abuela hecha de parches de tela. O como dirían los norteamericanos un “Country Quilt”. Es un cuadro muy  energético y   a la vez sofocante, en el mejor “estilo tortilla” que he estado usando últimamente.  Esta hecho en acrílico sobre un lienzo de 50x60 cm.

lunes, 1 de febrero de 2021

El Cubismo en el paisaje.



Hay cubismo en ese paisaje.


El cubismo en el paisaje  plantea una nueva de mirar en el arte de la pintura, simplificando las formas a su expresión mínima. Es  casi una teoría matemática que reduce todas las superficies a tres tipos básicos: el cubo, el cilindro y la esfera. El pintor crea su propia realidad sobre el lienzo, apenas se reconocen algunos elementos básicos del paisaje como las montañas, las carreteras,  las casas, los árboles, los campos,….etc. Lo demás es un simple juego de colores y valores que se distribuyen de acuerdo a unas reglas para crear la sensación de tridimensionalidad. 

Campo Claro. Francisco Rivero.
Francisco Rivero. Campo Claro. 2016.

Para Cézanne la luz pura era de color naranja y a medida que nos alejamos de los objetos se van volviendo  rojos, violetas hasta el azul que es el color más lejano. Otra posibilidad es pasar del anaranjado al amarillo verde y azul.

Estoy pintando dos paisajes de la parte sur de la ciudad de Mérida. Una zona llamada Zumba.Son paisajes urbanos en donde abundan los elementos cubistas. Los iré terminando poco a poco. Estoy seguro que al final quedaran más grises y los colores perderán su fuerza. Me gustaría dejarlos tal como están, como algo inacabado, pero muy fresco y espontáneo. Es una decisión difícil.

Pan de Azúcar. Francisco Rivero.
Francisco Rivero. Pan de Azúcar. 2016.

El primero es una vista de campo Claro desde la meseta de Zumba. El cubismo en el paisaje se puede observar claramente. Formas bien marcadas con bordes y aristas muy duras. El segundo es la vista del barrio Pan de Azúcar desde la misma posición. Ambos son pinturas al óleo de 50 x60 cm.
Otros cuadros cubistas  de mi   autoría, se pueden ver en este mismo blog. 


Las calles de Ejido.

Sigo pintando por esas calles de Ejido. Esta vez menos naturalista y más estilizado. Tomando ideas de los grandes maestros. Las casas pequeñas de todas formas, colores y tamaños, apiladas unas al lado de las otras de manera algo desordenada forman un paisaje cubista. Solo falta analizarlo bien, hacer una composición y manos  a la obra.
Calles de Ejido. Francisco Rivero.
Francisco Rivero. Colores del barrio. 2013.



Fue el genio de Paul Cézanne (1839- 1906) el primer pintor en darse cuenta de las formas geométricas que subyacen en el paisaje.  Con él se inicia el camino hacia el arte moderno, liberando a la pintura de su carácter de objeto narrativo, para convertirse en juego bidimensional con sus propias reglas impuestas por el pintor. 

Hay que buscar siempre la geometría del paisaje y expresarla, como lo hacen los matemáticos,  en proposiciones euclideanas de triángulos, líneas, polígonos, círculos  y puntos de corte. Un arte sustentado en planteamientos rigurosos siempre tendrá una composición, un equilibrio y un dibujo bastante sólido, capaz de expresar su verdad ante los ojos de los demás. Esto en cuanto a la forma como expresión de la racionalidad.


Francisco Rivero. Barrio Monocromático. 2013.

En relación al color, caemos en el plano de las sensaciones, la psicología, y  la emoción, que son los aspectos irracionales del arte. El color atrae y cautiva al inconsciente.  Pintores como Vincent vanGogh, Gaugin, Derain. Matisse y Delauny fueron los grandes maestros de la explosión del color. El amarillo expresa alegría, calor, proximidad, deseos de comer…. Pero todo esto cansa después de un tiempo si no se equilibra con algunos tonos más fríos como los azules y violetas. 

Francisco Rivero. Calle Principal. 2013.

Forma y color son los dos polos opuestos del arte, como el yin y el yang,  o la luz y las tinieblas en el momento de la creación. Es la dialéctica del arte, la fuerza que mueve todos los elementos del cuadro.

El Trolebús.

En el año 2007 se inauguró este sistema de transporte para la ciudad andina con una primera línea entre Pie del Llano y Ejido.  Desde  entonces vemos sus rojos vagones circular todos los días por las calles empinadas llevando los pasajeros hacia sus centros de trabajo y estudio, sin costo alguno para los usuarios y con comodidad.

El Trolebus. Francisco Rivero.
Francisco Rivero. El Trolebús de Mérida. 2017.


Como dijo mi amigo Roberto Ameneiro, uno   los arquitectos que trabajaron en este proyecto
“Mérida es la ciudad más pequeña de América Latina en contar un sistema de Trolebús, lo cual debe ser orgullo para todos ustedes”.
El trolebús  cambio el paisaje urbano de la parte baja de la ciudad. Lo vemos  pasando por debajo de un viaducto, que conecta el Complejo Deportivo Cinco Águilas Blancas, con el sector de Campo Claro. Este Complejo deportivo, cuenta con un moderno estadio de futbol- El Estadio Olímpico Metropolitano-  con  capacidad para 42.000 espectadores. El mismo se inauguró en el año 2005 para unos Juegos Nacionales.

Pinte este cuadro al óleo, el año pasado y le di unos retoques hace poco. Es una vista desde la meseta de Zumba, al borde  de unas canchas de tenis  donde hay unos enormes matapalos. Al fondo aparece el barrio Pan de Azúcar. Es un cuadro bastante claro y luminoso, El motivo principal no es el espacio plasmado, sino la hora: son las diez de la mañana, lo cual se evidencia por las sombras azuladas y el brillo esplendente de las cosas.

viernes, 29 de enero de 2021

El cuatro venezolano y la mandolina.

 

Cuatro venezolano. 

Un cuatro venezolano puede ser un buen motivo para un bodegón. Tengo un cuatro en mi casa desde hace mucho tiempo. He aprendido a tocar algunas canciones típicas en ritmo de pasaje, como por ejemplo Rosario y tarde Gris.   

El vals venezolano se cultivó en los andes desde finales del siglo XIX,  como música de salón. Con su ritmo de 3/4  y acompañamiento de cuerda , difiere un poco del vals vienes por la sincopa criolla.  Es una música muy romántica que canta al amor, el paisaje y las tradiciones. Muchas ciudades y pueblos andinos han sido objeto de inspiración para un vals. 

Algunas veces tomó mi cuatro y empiezo a  tocar  algunos valses andinos como Preciosa  merideña, Brisas del Torbes  y el famoso Conticinio. Es una forma de entretenerse uno en esta Pandemia, sin salir de la casa. 

 


Cuatro venezolano. Francisco Rivero.
El Cuatro venezolano. Francisco Rivero. 2021



El cuatro venezolano, también denominado cuatro o simplemente cuatro, es un instrumento de cuerda pulsada que posee cuatro órdenes afinadas a razón de: la3, re4, fa#4 y si3. Su peculiar afinación —no totalmente ascendente— es un elemento muy distintivo de otros instrumentos de cuerda. Pertenece a la familia de las antiguas guitarras y guitarrillas españolas, es de tamaño reducido y debe su nombre al número de cuerdas que posee. No debe confundirse con el actual cuatro puertorriqueño de cinco órdenes y diez cuerdas metálicas.


Se puede buscar más información en la Wikipedia. El cuatro.



Cuatro y mandolina.

El cuatro y la mandolina representan el alma musical de nuestra tierra y por lo tanto lo he incluido en algunos de mis bodegones. Ambos instrumentos se prestan muy bien para hacer arreglos de cuadros. Su forma redondeada contrasta con las líneas rectas de las mesas, libros y ventanas del entorno. 

Hice un par de pinturas al pastel sobre cartulina. El de arriba es el cuatro . Abajo tenemos una composición con una mandolina, un libro, un florero y un limón.


La Mandolina. Francisco Rivero. 20121

El bodegón criollo.

Quise hacer un bodegón muy criollo. Estudie primero varios tipos de composiciones haciendo dibujos preparatorios. Finalmente me decidí por una  con elementos típicos venezolanos como son el cuatro, la arquitectura de nuestras casas, el paisaje de los pueblos, las frutas y una botella de ron "Pecho cuadrao". Todo ello relacionado en un entramado de líneas y formas que se acoplan muy bien. El cuadro tiene movimiento. La mirada comienza a fijarse en el extremo izquierdo inferior y luego va subiendo en una diagonal hasta llegar al extremo derecho superior. 


Para ello use una armonía cromática bastante simple basada en colores primarios: Amarillo, azul y rojo, que por cierto, son los colores de nuestra bandera. ES un juego de colores bastante vibrante. 

Es un cuadro de formato 50x60 pintado  la acrílica. 

Bodegón criollo. Francisco Rivero.


martes, 26 de enero de 2021

Un ramillete de flores

 Un Ramillete de flores.

Uno de los temas favoritos de los pintores son las flores. Ellas permiten desarrollar una amplia gama de combinaciones  de colores con bastante libertad y creatividad individual. Las flores trasmiten la sensación de belleza, lozanía y frescura.

¿Por qué las flores tienen colores tan llamativos?

Esos colores tan atractivos de las flores en las plantas  tienen una función bien definida: atraer a los insectos y a los pájaros para que la polinización  y poder  así  reproducirse.


Rosas rojas. Francisco Rivero. Pastel.
Francisco Rivero. Flores 1. 2021.



Los colores de las flores se deben a las moléculas de pigmentos que se acumulan en sus pétalos -y a veces en otras partes de la flor. Así como la clorofila proporciona el color verde de las hojas y los tallos.  Hay pigmentos de varios tipos que, combinados, dan lugar a un rango de colores muy amplio.

Están, por ejemplo, los carotenoides que también son los responsables del color rojo, naranja o amarillo de muchos frutos, o los alcaloides como la betaína que da su color rojo sangre a la raíz de la remolacha.

Pero los pigmentos florales más extendidos en las diferentes especies son los flavonoides, que normalmente producen pigmentos de color azul y amarillo

Hay muchas maneras de pintar las flores, dependiendo de los distintos tipos de especies, pero también de la técnica empleada, así como la forma de presentación.

El jarrón de flores en el arte europeo.

El bouquet de flores en un jarrón, jarra o florero es una de las imágenes más representativas de la cultura occidental.   En las primeras pinturas al óleo, en los inicios del renacimiento aparece ya el florero cómo un motivo esencial en algunos cuadros religiosos.  Tal es el caso del Retablo de Mérode del pintor flamenco Robert Campin que tiene en la parte central la Anunciación en donde hay una estancia ricamente decorada con una mesa en el centro. Es una pintura sobre tabla de tres paneles que se halla en el Museo metropolitano de Nueva York.  Sobre la mesa vemos un libro, un candelabro y un bello jarrón que contiene tres lirios blancos.

Durante el periodo barroco en Holanda y Flandes, encontramos muchos pintores de género, algunos de ellos especializados en flores cómo  por ejemplo Jan Van Huysum. Más adelante a comienzos del siglo XIX nos encontramos con la obra de Arnoldus Bloemers, otro gran pintor de flores de estilo bastante realista.  Durante el romanticismo, tenemos pocos ejemplos de naturalezas muertas y flores.  Quizás, por ser un tema de carácter sereno y reflexivo, en contradicción con el sentido agitado y heroico de este movimiento.

Rosas amarillas. Francisco Rivero.2021.
Flores amarillas. Francisco Rivero. 20121.


En el arte moderno, el tema de las flores reaparece. Algunos pintores franceses como Claudio Monet y Pierre Augusto Renoir, fueron  amantes de los jardines y las flores. Nos han dejado excelentes pinturas en este género.

Pintores postimpresionistas como Vincent van Gogh, pintó los famosos doce girasoles en 1888, inspirado en otros girasoles de Monet.  Paul Gaugin, Odilón Redon, Valloton , Paul Cezanne y otros también pintaron flores en algún momento, cada uno dentro de su estilo particular. Un pintor naïf   como Henri Russeau pintó varios jarrones de flores de colores llamativos en composiciones bastante simétricas.

En el siglo XX, la artista norteamericana Georgia O´Keefe pintó flores de gran tamaño, que tienen gran movimiento y colorido.

El clásico Bouquet.

Las flores en ramilletes o bouquets , esto es  formando un conjunto de unas cuantas sobre un fondo indefinido, son  una buena opción para el principiante, por la sencillez del dibujo.

Bouquet. Francisco Rivero.
Bouquet. Francisco Rivero. 20121


Pinté varias flores al pastel sobre cartulina de colores. Son arreglos bastante clásicos que vienen en las revistas de pintura. Emplea una gama de colores muy suaves al pastel, bsajo unas iluminación tenue. Todo es relajante para la vista.

jueves, 21 de enero de 2021

La Paradura del Niño.

 La Paradura en el Estado Mérida, Venezuela.

Estamos a comienzos de año en un día luminoso del mes de Enero. Hoy   asistimos a casa de unos viejos amigos, quienes celebran hoy la paradura del niño. Una vez traspasado el umbral de la vivienda, se percibe la actividad propia de los preparativos del ritual en el hogar doméstico donde ya vemos a los invitados que van llegando y se sientan en sillas de suela o bancas de madera alrededor del pesebre.Un olor a hallaca que viene de la cocina, entretejido con los efluvios perfumados del encinillo, díctamo y demás hierbas del pesebre se cuela entre las puertas y postigos de las ventanas. 

La gente se ubica de acuerdo a su jerarquía y grado de filiación con la familia hasta llenar la pequeña sala: los mayores del círculo familiar en los puestos de adelante, muy próximos al pesebre, y la gente joven o parientes más alejados hacia la parte de atrás e inclusive fuera del recinto en los corredores, el saguán y el patio central donde se van formando grupos de conversación muy animada.

 


La Paradura del niño. Francisco Rivero. Oleo
La Paradura. Francisco Rivero. 1995.


La Paradura se celebra cualquier día, entre el primero de enero y el 2 de febrero. Pinte un gran cuadro de 80  x 100  cm. con este tema. Creo que lo tiene mi sobrino Leonardo Rivero allá en Madrid.

Nos sentamos en el corredor de la casa a conversar con Juan, el dueño de la casa, quien hace poco nos ha presentado a sus padres, un par de ancianos cercanos a los 80 años, de pelo blanco y rostro rubicundo curtido por el sol, quienes viven en una pequeña finca cerca de Mérida. Afuera en la calle ya comienzan a lanzar cohetes para anunciar a todo el mundo con orgullo, que hay una paradura en casa.

 

La Paradura  del niño en un ambiente de muy sano festejo


 La gente grande charla amigablemente y se ríe de cualquier cosa mientras los chiquillos corren de un lado a otro haciendo de sus tremenduras. Los músicos ya han llegado y son atendidos con mucha deferencia por los dueños de casa, sentándolos enfrente del pesebre en sillas previamente reservadas para ellos. Poco a poco van afinando los instrumentos que han traído para esta ocasión: violines, guitarras, tiples, cuatros y maracas.

 

Ahora comienzan a tocar música algo ligera y alegre como valses, joropos, paseos y merengues para animar el ambiente.

Juan y su esposa Isabel se van moviendo entre los invitados ofreciendo un blanco ponche andino en vasos pequeños, que la gente agradece con placer

- Este ponche le ha quedado muy sabroso- le digo a Isabel, mientras termino mi vaso con fruición no disimulada.

- Es ponche casero- nos comenta, lo hicimos acá en la casa con ron, leche condensada, flan y una pizca de canela.

 Traigan el bizcochuelo.

Mientras tanto en la cocina, las hijas de Juan y algunas primas trabajan como abejas en una colmena, preparando los platos y bebidas que se habrán de repartir. Ya el bizcochuelo ha salido del horno y los están cortando en tiras alargadas. Otras jóvenes voluntarias se encargan de ir calentando las hallacas en enormes ollas de barro. Isabel saca del escaparate de su cuarto una caja conteniendo las velas. Un hermano de Juan entra y sale de la cocina a cada rato, llevando cerveza fría de la nevera para repartir a sus amigos quienes se encuentran en la calle. La alegre algarabía del parloteo de las comadres, los gritos de los niños, y el ruido estruendoso de la pólvora crispan el ambiente de la casa.

 

De repente Isabel se acerca al pesebre, con las velas y le ordena a su esposo

- A ver Juan, dígale a la gente que se vaya acercando pues vamos a comenzar con la paradura del  niño.

- Vengan los cuatro padrinos para darles sus velas especiales- nos dice

 

Me acerco al pesebre junto con mi esposa, pues hemos tenido el honor de haber sido nombrados padrinos de la paradura, junto con otra joven pareja, familiares de Juan. Ser padrino significa honrar al niño, ejecutando el ritual con todos los pasos. Nunca son padrinos los dueños de casa, a menos que sea una paradura muy reducida en la estricta intimidad familiar.

 

Violinista, Francisco Rivero. 1992.
Violinista,. Francisco Rivero. 1992.

Los padrinos de la paradura, que siempre deben ser cuatro, recibimos velas especiales de un color llamativo, en este caso rojas, y al resto de los invitados se les entregan velas blancas o amarillas algo más pequeñas. La gente se pone toda de pie, y se hacen la señal de la cruz, mientras se van encendiendo las velas poco a poco. Y ahora comienza a escucharse el canto de los músicos quienes describen el proceso de la paradura en versos hexasílabos muy sencillos y llenos de gran devoción cristiana.

Los cantos de la paradura.

Dos hombres cantan a dúo en voz alta con tonos muy agudos los versos, mientras la música los acompaña. La imagen del niño la levantamos del pesebre y la colocamos en un pañuelo grande de seda, y ahora lo levantamos con cada una de sus puntas sostenida por uno de los padrinos. Luego lo paseamos en procesión, por todos los ámbitos de la vivienda y posteriormente por la calle, con los músicos encabezando el grupo, más atrás los padrinos y luego los invitados con las velas encendidas.

Pequeña paradura. Francisco Rivero. 1992.
Pequeña paradura. Francisco Rivero.


 

Mientras se lleva a cabo el paseo se oyen las descargas de mortero y los fuegos artificiales en el patio de la casa y la música de los violines en arpegios de gran emoción. Una vez concluido el paseo, la imagen del niño se vuelve a colocar, esta vez de pie, en el pesebre. Se apagan las velas, se hacen las peticiones por parte de los señores de la casa y luego cada uno de los asistentes besa la imagen del niño.