Mostrando entradas con la etiqueta Dibujo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Dibujo. Mostrar todas las entradas

martes, 1 de mayo de 2018

Dibujos a plumilla III.

Francisco Rivero. Obelisco. 2018.
Iglesia de MIlla, Francisco Rivero
Francisco Rivero. Plaza de MIlla. 2018.


Hice muchas plumillas hace casi 20 años para un libro sobre el Estado Mérida de mi autoría.
Hoy las estoy retocando para mejorarlas. La coloración color café les dan un toque de antiguedad más especial.

Francisco Rivero. Plaza Bolívar. 2018.


Francisco Rivero.Iglesia del Carmen. 2018.





FRancisco Rivero. la Azulita. 2018.

lunes, 30 de abril de 2018

El dibujo a la plumilla II.


Dibujando a la Plumilla los paisajes de Mérida, Venezuela. 


Dibujando con plumilla se pueden  hacer ilustraciones para un libro.

La plumilla posee esa extraña cualidad de articulo viejo, que a la gente le gusta porque evoca lugares y situaciones del pasado.


Es una técnica conveniente para la imprenta pues no aumente los costos. Una plumilla tiene más valor artístico que una fotografía.




Al borde  d ela meseta. Francisco Rivero. 2018.









Francisco Rivero. El Teleférico. 2018.














Francisco Rivero. Campesino. 2018.
Catedral de Mérida. Francisco Rivero. 2018.







Francisco Rivero. Palmarito. 2018.

Ver más de mis plumillas: Plumillas

El dibujo a plumilla.

Dibujar a plumilla es entretenido.

 Por la cantidad de detalles que podemos representar. Es un tipo de arte narrativo que expresa de una  manera precisa los aspectos de la realidad que más nos llaman la atención. Los bellos paisajes de Mérida, son un motivo perfecto para esta técnica. 


Francisco Rivero. Páramo Andino. Plumilla.
Francisco Rivero. Páramo andino. 2018.






Escribí un libro un libro sobre el turismo en Mérida y yo mismo lo ilustre con las plumillas que aquí veis.Fueron cerca de un centenar de plumillas. En cada dibujo representaba un pueblo, un baile o alguna iglesia o monumento. 






Paisajes de Mérida, Venezuela.













Sur del Lago. Francisco Rivero. Plumilla.
Francisco Rivero. Sur del lago. 2018.
















San Cristóbal  deTorondoy. Francisco Rivero.
Francisco Rivero. San Cristóbal de Torondoy. 2018.















Francisco Rivero. Torondoy. 2018..

Santa Apolonia. Francisco Rivero. Plumilla
Francisco Rivero. Santa Apolonia. 2018.

jueves, 21 de junio de 2012

Colegio Colinas de Bello Monte


 


Era el año de 1966. Para poder  continuar mi bachillerato y mi hermana menor su cuarto grado, mi familia tuvo que hacer el sacrificio de colocarnos en  colegios privados que, si bien  cercanos,  resultaban bastante caros. Estudié el tercero y cuarto año del bachillerato en  el Colegio Colinas de Bello Monte.
Este era un plantel  atendido por un grupo de españoles que se había separado de la  orden de La Salle. Su director era el Profesor Villanueva y el subdirector era Nieto, quien se tomaba muy en serio su trabajo y se encargaba del orden y la disciplina.
Estaba ubicado en una vivienda vieja sobre una colina que dominaba el valle de Caracas y que había pertenecido a la familia del Libertador. Creo que luego fue la casa de la hacienda Bello Monte. No tenía suficiente espacio ni buenas instalaciones deportivas, por lo cual extrañaba mi liceo de Maracay. Yo hubiese preferido asistir a un liceo público pero fue imposible. En aquel entonces existía solo un liceo en el este de la ciudad, el Gustavo Herrera.
En esa institución tuve la suerte de contar con el  Profesor Gustavo Homerlein, un docente venido de Cuba, quien se dedicaba de lleno a sus alumnos. A él le debemos muchas cosas, como hablar correctamente en público, debatir ideas y un conocimiento amplio de los clásicos españoles. Leímos a fondo La Celestina, el Quijote y otras obras y las discutimos en clase.
De aquel grupo de compañeros del Colinas de Bello Monte conservo recuerdos gratos. En primer lugar un maracucho vecino y compañero de nombre Douglas Manzano. En  especial de Julio Graterol, quien tenía un carro viejo que se lo habían regalado sus padres y que lo manejaba furtivamente, pues no tenía la edad reglamentaria. Con él y otros íbamos de paseo, en viejo Borward Isabella,  hasta  Las Mercedes a saborear  los famosos helados Frapé y también unos ricos Hotdogs  con  salsa alemana. También conocí a muchos jóvenes de procedencia española, como Antonio Casas, Ramiro y José García. Igualmente unas lindas muchachas como Ludmila   y  la  rubia y espigada Rocío quien salía en Venevisión bailando ballet. Al italiano Luigi Speranza un gigantón de buen carácter.  A César  Sánchez Paris y su hermana los recuerdo como muy aplicados  estudiantes. Por cierto que Cesar se graduó de matemático en la UCV, fue compañero y colega mío como profesor en la Facultad de Ciencias, hasta que se nos fue en el año 2011.
Una mistad entrañable fue la de un  vecino  y compañero  de estudio,  un  joven   de origen yugoslavo de nombre Nicolás  Luger, que vivía enfrente de mi casa.  Éramos grandes amigos y su familia me tenía mucho aprecio. Nicolás era un tipo especial por su personalidad fuera de serie. Le gustaba coleccionar animales disecados y mantener en su casa babas y reptiles pequeños. Como no le gustaba la televisión nos llevábamos muy bien.
No dispongo de fotos de aquella época. Hice este pequeño dibujo de memoria. La pintura es la única arma que poseo en contra del olvido. El colegio estaba situado en una colina y desde allí se divisaba toda Caracas, con el majestuoso Ávila al fondo. No sé si todavía existe o lo derrumbaron para hacer más edificios. Quisiera que alguien me suministrara una foto de aquel lugar entrañable de juventud. Años de oro.
Colegio Colinas  de Bello Monte

viernes, 20 de mayo de 2011

MI tío Paco también era dibujante.


No sé si las habilidades pictóricas se heredan o no, pero en mi caso debo decir que si, pues provengo de una familia donde no faltaron los  pintores. Mi tío Francisco Rivero Gil (1899-1972) fue pintor y caricaturista.  Nació en Santander España, siendo el hijo mayor de una gran familia de 11 hermanos. Su padre  Jesús Rivero Herrería, originario de Asturias, era el delineante del Puerto de Santander.  Como consecuencia de la Guerra Civil Española, la familia se desintegró. La mitad se quedó en España y la otra se vino a América. Mi tío, junto con cinco de sus hermanos, entre los que estaban  Jesús Rivero Gil (mi padre), cruzaron el Atlántico para salvar sus vidas.  Después de pasar  penurias y  necesidades  durante 18 meses en un campo de concentración en Francia, emigraron a la República Dominicana. Allí se divide nuevamente la familia: unos se fueron a México, otros a Colombia y otros más  a Venezuela. MI tío Luciano Rivero (Chano), el menor de los hermanos fue también dibujante y heredó el cargo de delineante del Puerto santanderino, que Mantuvo mi abuelo  hasta su muerte. Su hijo Manuel es abogado y trabaja en Madrid.
Aquí os dejo una bella estampa de un día domingo al salir de misa. Son un par de novios  cántabros debajo de un árbol. Es obra de Francisco Rivero Gil. El cuadro se titula “Romería” es guache sobre pastel y data de 1958.


Fancisco Rivero Gil-  Romerías. 1958.

Un poco más antigua es esta caricatura, bastante  expresiva, que lleva por título ”Buenos Aires” y fue pintada en 1918. Que tal..
Francisco Rivero Gil- Buenos Aires. 1918.

jueves, 6 de enero de 2011

El sencillo encanto de pintar a la aguada

Hay cosas en la vida que producen un discreto encanto, por evocar de viejos recuerdos. La pintura a la aguada, con sus tonalidades color café es una de ellas. La pintura a la aguada es como las viejas fotos de la familia. Algo que miramos en nuestros momentos más intimos.
La  aguada es una técnica entre la acuarela y el dibujo. Es semejante al guache. Su color marrón se obtiene por medio de una tinta china que, al aplicarla sobre un papel de acuarela, produce efecos de transparencia. Puede ser de otro color, pero siempre monocromática.

Pintar una aguada es una experiencia sabrosa y agradable como tomarse un buen café. La pluma recorre el papel, sin ninguna prisa. Es algo que hacemos para disfrutarlo nosostros mismos. ¿Que tal este paisaje?

Un prado junto al río. 1997
Estos cerros con sus taludes escarpados son un  motivo inspirador. La plumilla recorre las formas, deteniéndose en cada detalle, como una ardilla curiosa saltando entre  las ramas de un àrbol. Las distintas gradaciones de las sombras se obtienen agregando más agua al pincel.


Cerros de Cacute. 1997.
 La aguada da un toque de dignidad y prestancia a los paisajes.

Más alla de la otra banda del río. 1997.
En algunas ocasiones, unas cuantas  pinceladas anchas, dan un efecto de mucha plasticidad y frescura a la obra. La pintura china posee una hermosa cualidad de sencillez y seguridad en el trazo. Esto es algo que trato de expresar en esta aguada.

Cabaña cerca de una montaña. 1997.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Pintando con lápices de colores.

Las siguientes pinturas no son copia de nada. Son expresiones de mi propio yo, que  se manifiestan en  el proceso mismo de la creación. La filosofía Zen nos dice que al pintar utilizamos todo nuestro ser: El cuerpo, la mente y el espíritu, para convertirlo en una sola unidad. Para esto debemos alcanzar un estado de meditación en donde nos encontremos con nuestro propio yo que se manifiesta de múltiple maneras en imágenes que reflejan el espíritu. Es un métdo de pintar bastante intuitivo, siguiendo tus propios impulsos, sin imponer reglas lógicas externas. Ser libre y seguir nuestro  propio camino nos ayudará a explorar y develar el misterio interno que tienen las cosas. Hay que vivir la experiencia creativa de manera holistica, integrando todos los elementos espirituales para poder ser auténticos y expresar nuestro yo, nuestra verdad.
Los lápices de colores son fáciles de manipular. Todos hemos aprendido a colorear en la escuela cuando eramos niños usando creyones. Piensa en un paisaje y colorealo siguiendo tu propia inspiración.

Imagina que emprendes un viaje por algun lugar montañoso. Pinta un camino  que te llevará muy lejos.

El camino. 1990.
Los campos de ensueño donde las espigas doradas de trigo se mecen lentamente invitan a descansar y relajarse. Piensa que eres un niño y corres libremente entre los trigales. El aire  tibio y agradable llega hasta lo más profundo de tu ser. Tus preocupaciones desaparecen.

El trigal. 1990.
El camino te llevará por pequeños pueblos donde conocerás personas con las que has soñado alguna vez. Ellas podrán ayudarte con su sabiduría. Escucha  a los niños y a los ancianos.

Valle.1990.
La fuerza telúrica de la montaña nos revela algunos misterios ocultos en nuestro pensamiento. Imagina el momento primigenio de la creaciónd la tierra. Recuerda que eres parte de una voluntad cósmica que ordena el universo.

Aire y tierra. 1990.
Todo cambia para poder vivir. Las nubes viajan entre los valles. Las rocas en el interior de la tierra se agitan entre un mar de lava caliente. El fuego derrite la corteza de la tierra y moldea el paisaje. Imagina un viaje al centro de la tierra. El caos y el orden luchan entre sí para llegar a un equilibrio vital.

Nubes viajeras. 1990.
 La espiritualidad del paisaje se manifiesta en las cosas sencillas que brotan de nuestro interior. El ser se une a la naturaleza.

Valle espiritual. 1990.