Los linderos de piedra son parte del paisaje de montaña. Están
allí como para recordarnos la presencia del hombre que hace valer su derecho
sobre la tierra marcando su propiedad. Detrás de este amontonamiento de piedras que
nos impiden avanzar, se esconde un sistema complejo de propiedad, intangible pero
de fuertes raíces que conectan al hombre con la Madre Tierra.
Francisco Rivero. Linderos. 2010. |
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Aquí termina lo mío y más allá comienza lo del
vecino-suelen decir.
¿De quien era la tierra antes de la llegada de los primeros
colonizadores? Seguramente, de quien la cultivaba, habría respondido Rousseau.
Los españoles trajeron la cerca, el derecho agrario, las herencias, las bienhechurías,
los repartos indígenas, las encomiendas, los títulos de propiedad y todo el sistema actual de tenencia de la tierra. Las
matemáticas y la geometría nacieron en el antiguo Egipto, midiendo la tierra,
para hacer un justo reparto. Las guerras y el colonialismo también reparten.
Me quedo contemplando este bello paisaje montañero. De aquí
surgen ideas para unos trabajos en pastel sobre cartulina de color verde oliva.
Tomo algunos apuntes sobre el lugar, saco unas fotos y luego converso un poco
con un campesino. Le pregunto sobre su propiedad.
Francisco Rivero. Tres eucaliptos. 2013. |
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De donde están aquellos tres eucaliptos para
este lado es un barbecho que se lo escrituré a mi hijo mayor. Un palmo de tierra.
Puede que tenga una fanega. Es un terreno baldío en donde crecen nabos de
flores amarillas. Desde aquel filo de la montaña, hasta el borde derecho de la
quebrada es la finca de mi tía. Pa la parte de abajo hay un lindero cercano al río.
De allí sacan buenas cosechas de papa negra y de trigo.
-¿Aquella vaca que está pastando
en su terreno, le pertenece?
Esa no es mía. Por allí hay paso real que viene desde hace
mucho y hay que respetarlo.
Francisco Rivero. La Capilla. 1991. |
Hay una blanca capillita por allá en el Estado Trujillo, cerca del pueblo de la Puerta en el Valle del río Momboy. El lugar se llama La lagunita.
Una señora que pasaba por el camino me regaló unas moras.
Una señora que pasaba por el camino me regaló unas moras.
-¿De quien es el río?- Pregunto ingenuamente.
-El río es de la nación. ES propiedad de todos. Si alguien necesita
agua puede usarla.
Gracias a Dios. De cualquier manera, yo tomo esto que abarca
la mirada y me lo llevo en un cuadro. ¡Todo este paisaje es mío y me pertenece!