Tovar, Tabay, Torondoy, Timotes y Tucacní
Son todos ellos pueblos del Estado Mérida, cuyos nombres comienzan con la letra T. Ello son, pues los cinco Pueblos con tes. Son cinco pueblos repartidos por la geografía merideña
Es increíble el desconocimiento de
nuestra geografía regional del Estado Mérida, por parte de los estudiantes y
aun de las mismas maestras.
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Francisco Rivero. Calle de Tovar. 1990. |
En varios de los talleres que
dimos por todo el estado siempre poníamos a la gente a pensar con la siguiente
pregunta o acertijo: Diga cuáles son los pueblos de Mérida que comienzan por la
letra T. Muchos jóvenes se quedaban pensando y no acertaban dar la respuesta completa. Creo que los que fracasaban
no lo hacían por falta de agilidad mental, sino más bien por no ejercitar la
memoria y desconocer la geografía regional.
En estos largos de días de
encerramiento por la Pandemia, y para no aburrirme en casa, me puse a componer
una décima relacionada con estos cinco
pueblos. Como los conozco bien a todos no me faltó inspiración para esta tarea
tan poética.
Los pueblos con T.
En una tarde feliz
Viniendo de Torondoy
Un día tal como hoy
Vi una negra en Tucaní
Y mi celular le dí
En Tovar la vi bailar
Y nunca podré olvidar
Aquellos pechos grandotes
Que de Tabay a Timotes
Hacían la tierra vibrar.
Tucani sabor a Cacao.
En el pueblo de Tucaní, Estado Mérida,se produce el mejor Cacao del mundo. Su iglesia tiene una torre bastante delgada y esbelta que sobresale en el horizonte desde la distancia.
Por la vía Panamericana entre El Vigia y Caja Seca encontramos a Tucaní en la llanura del Lago y con un verde fondo de montañas.
Pinté este cuadro al óleo en colores bastante cálidos cómo es la temperatura de este querido pueblo. ES un formato vertical, que uso poco, pero se adapta bien al tema.
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Tucaní. Francisco Rivero. |
Tabay es un balcón a la montaña.
Tabay es un pueblo del estado Mérida, rodeado de elevadas montañas. Me gusta su plaza Bolívar, siempre animada de parroquianos que vana conversar en aquel lugar. De mi libro Visitando Mérida, transcribo esta líneas
Tabay es el primer pueblo del páramo para los viajeros de la carretera Transandina. Esta vía atraviesa el poblado de este a oeste, entrando por la parte baja y convirtiéndose luego en una calle angosta que pasa por el lado de la Plaza Bolívar. El pueblo consiste de dos calles principales longitudinales que son atravesadas por algunas transversales muy cortas. Algunas casas viejas de tejados enmohecidos, con aleros y ventanas de balaustre de madera conservan el sabor de los tiempos coloniales, pero también proliferan muchas construcciones de bloque y cemento, que rompen la armonía del contorno.
Su plaza, sembrada de enormes casuarinas, de cuyas ramas cuelgan las barbas de palo, transmite una sensación de sosiego que nos invita a descansar. La plaza es el lugar de reunión de los parroquianos en sus bancas la gente conversa despreocupadamente. En los alrededores vemos una posada, la Alcaldía y muchos comercios de venta de víveres.
La iglesia se oculta entre el ramaje oscuro de los árboles y apenas podemos divisar una pequeña parte de su encanto. Es un templo muy bonito, tanto en su exterior como en el interior, dedicado a San Antonio. Posee un atrio algo elevado, protegido por balaustres. Dos torres cuadradas decoradas con molduras y rematadas en cúpulas se elevan graciosamente por encima del conjunto. Su fachada de líneas sencillas posee pilastras de fuste estriado, que dividen los tres arcos de medio punto, donde se insertan las puertas de madera que dan acceso a las naves. La fachada contiene un nicho en la parte alta donde se aloja una imagen de San Antonio y remata en un frontis de líneas curvilíneas. El templo original fue completamente destruido por el terremoto de 1894 e inmediatamente se comenzaron los trabajos de reconstrucción que culminaron en 1907.
Los alrededores de Tabay son lugares de rigor que debe recorrer el visitante para compenetrarse con su naturaleza pródiga en paisajes naturales de gran belleza. Hacia la parte baja del pueblo se puede cruzar el río Chama por un puente angosto y visitar los alrededores de las aldeas de La Mucunután, La Mucuy Baja y El Arenal.
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Tabay. Francisco Rivero. |
Timotes pueblo de hortalizas.
En timotes se cultivan hortalizas para toda Venezuela. Sus suelos son bastante fértiles. Su iglesia posee una alta torre. De mi libro "Visitando Mérida " Transcribo:
Timotes a torre elevada de una iglesia, que se divisa desde lejos, por sus nítidos perfiles, nos anuncia el próximo pueblo en nuestro recorrido por el valle del Motatán. Un pueblo alejado de la capital, ubicado en el extremo norte del mapa, muy cercano al límite de Mérida con el estado Trujillo. Los altos páramos que le rodean atestiguan su pertenencia a la región mítica de los Timotes. Es Timotes, que nos sorprende con su fresca presencia de sustancia vegetal, en donde convergen los aromas del cilantro y el cebollín, de sus huertas bien regadas. Pueblo aferrado por sus raíces históricas, culturales y geográficas a Mérida. Fue lugar de asiento de los Timotes: los primeros pobladores de los Andes Venezolanos. Desde los tiempos primigenios en que se cultivaban las laderas de los cerros con la técnica de las terrazas, ha sido cuna de hombres trabajadores de acendrada vocación agrícola.
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Timotes. Francisco Rivero. |
Torondoy el pueblo de las Alondras.
Torondoy es un pueblo de Mérida, bastante alejado de la capital del Estado. Se ubica sobre la sierra de la Culata en la vertiente norte del lago de Maracaibo. De clima dulce y agradable, bueno para pernoctar.
De mi libro Visitando Mérida, Trasncribo:
Torondoy indo pueblo de montaña, encumbrado en una vertiente del río Torondoy, a 1.107 metros sobre el nivel del mar. El trayecto a este pequeño pueblo ofrece vistas espectaculares de la cordillera y la llanura del lago de Maracaibo. La carretera pavimentada, parte de la Panamericana, a la altura de Nueva Bolivia y asciende serpenteando entre bosques nublados donde se destacan los troncos blancos y estilizados de los cedros. También se observan otras especies de gran tamaño, como los bucares, ceibos, guayacanes e higuerones. En un recorrido hasta el pueblo de unos 22 kilómetros surgen por todos lados escenas rurales del pasado con las mulas cargadas de café y cambures, las pequeñas casas entre los sembradíos con sus patios para el secado y las tímidas aldeas escondidas entre la bruma. Abajo el río Torondoy brama furioso en su cauce profundo y los precipicios de cientos de metros atraen nuestra mirada con una mezcla de temor y respeto.
La naturaleza ubérrima de ésta región de transición entre la llanura y la serranía, se ha conservado casi virgen, pues ha sido muy poco intervenida por el hombre. La abundancia de especies, tanto animales como vegetales llamó poderosamente la atención del botánico, pintor y escritor alemán Antón Goering, en su visita a Torondoy cerca de 1870.
El pueblo consiste en unas cincuenta casas que se alinean a lo largo de la calle principal que corre de un extremo a otro, la plaza y algunas bocacalles muy empinadas que bajan del cerro, formando todo ello un conjunto bastante armónico, digno de una postal. Algunas casas coloniales de altillo, con balcones de madera sobresalen por la altura de sus muros. El pueblo fue objeto de una restauración en 1993, durante la gestión del gobernador Jesús Rondón Nucete: se adoquinaron las calles, se refaccionaron las paredes que amenazaban con caerse y, lo más importante, se sustituyeron los horribles techos zinc oxidado por tejas. Esto por supuesto, refrescó la apariencia del poblado.
La casa mas hermosa de todas, es la Casa de la Cultura Don Antonio María Quintero de estilo señorial a dos pisos con balcones y patio interior rodeado de galerías. Llama la atención el teselado del piso con panelas de terracota y azulejos, así como también las oscuras maderas de los balcones y pisos superiores.
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Torondoy. Francisco Rivero. |