miércoles, 15 de junio de 2022

: Maestro del impresionismo.

 La obra de Monet es fundamental para entender la técnica de los impresionistas: su manera de componer el cuadro, la pincelada nerviosa y la paleta para captar la luz. Aprender de los maestros es la mejor manera de comrender la pintura y asimilar algunas técnicas.

En la entrada anterior presente algunos de mis trabajos sobre Monet. 

Monet el padre -del-impresionismo.html.


Pintando en la Costa.


En 1885, con ocasión de un viaje a la costa de Normandía, en Étretat, Monet entró en un acuerdo con el galerista Georges Petit, para que pudiera comprar y vender algunas de las obras del pintor. Como resultado, la exclusividad que tenía Durand-Ruel hasta entonces se rompió. A finales del año, Monet anunció su deseo de tratar únicamente con Petit. Por otra parte, Monet, no deseando depender totalmente de los galeristas, se entrevista y desarrolla su red de coleccionistas.

En 1886, a pesar de la ruptura entre los dos hombres, Paul Durand-Ruel abrió las puertas del mercado norteamericano a Monet estableciendo vínculos con la American Art Association. El reconocimiento oficial que obtiene al otro lado del Atlántico ayuda a desarrollar el mercado del arte impresionista en Francia en la década de 1890.

1. Etrat. Francisco Rivero. 2010.
 


En 1886 hace otro viaje a los Países Bajos. En el otoño de 1886 Monet pinta en Bretaña, donde conoce a su futuro biógrafo, Gustave Geffroy. De enero hasta abril de 1888 pinta en la Costa Azul y en el verano viaja nuevamente a Londres. Luego de su regreso a Francia, rechazó la cruz de la Legión de Honor.


2. La playa. Francisco Rivero. 2010.



3. La costa.Francisco Rivero. 2010.


4. La regata. Francisco rivero. 2010.




5. Atardecer. Francisco Rivero. 2010.



6. La casa de Monet. Francisco Rivero. 2010.




7. Acantilados y mar piacada. francisco Rivero. 2010.





8. Barcas de vela. Francisco Rivero. 2010.

Bordhigera: La costa de Italia.

Durante el viaje que realizó Monet en compañía de Renoir al norte de Italia se quedó impresionado con la belleza de los paisajes de Bordighera. Esa es la razón de un nuevo viaje en la primavera de 1884, pero en esta ocasión sin compañía. Durante el escaso mes que duró su estancia realizó unos 50 cuadros, trabajando con intensidad casi desconocida. La mayoría de estos trabajos se caracterizan por el potente colorido que anticipa las posteriores obras de Van Gogh e incluso de los fauves. La ciudad de Bordighera se aprecia al fondo, entre los árboles, quedando al fondo el azulado mar de Liguria. Una potente iluminación primaveral impacta en el paisaje y en los edificios de la ciudad, diluyendo los contornos y creando sensacionales efectos atmosféricos. Las tonalidades son brillantes y tremendamente expresivas, aplicadas de manera rápida y empastada. Emplea colores complementarios y sombras coloreadas, herederas de las teorías cromáticas de Delacroix. "Todo es de un color tornasolado y ardiente. Esta tierra es cada día más hermosa y yo estoy fascinado con la región" escribe Monet a Durand-Ruel durante esta breve estancia en tierras italianas.

9. Bordighera. Francisco Rivero. 2010.







10. El Jardin de Moreno. Francisco Rivero. 2010.





11. Paisaje de invierno. Francisco Rivero. 2010.


Las orillas del Sena en Port Villes . 1885.



12. Remanso de río. Francisco Rivero. 2010.





lunes, 13 de junio de 2022

Claudio Monet: Padre del impresionismo.

 Hace algunos años pinte  algunos paisajes tomados del gran pintor francés  Claude Monet.



1, Barcas- Francisco Rivero. 2010.

Claude Monet (1840-1926) fue un pintor francés, uno de los creadores del impresionismo. El término impresionismo deriva del título de su obra Impresion sol naciente (1872).


Biografía. 

Sus primeras obras, hasta la mitad de 1860, son de estilo realista. Monet logró exponer algunas en el Salón de París. A partir del final de la decada de 1860 comenzó a pintar obras impresionistas. Esta desviación del gusto de la época, que era marcado por las academias de arte, empeoró su situación económica a la vez que afianzó su decisión de continuar en ese azaroso camino.

En la década de 1870 formó parte de las exposiciones impresionistas en las cuales también participaron Pierre-Auguste Renoir y Edgar Degas. Su obra Impresión, sol naciente formó parte del Salon des Refusés de 1874. Su carrera fue impulsada por el marchante Paul Durand-Ruel, pero a pesar de esto su situación financiera permaneció siendo difícil hasta mediados de la década de 1890.

Giverny.

 En esta época, Monet desarrolló el concepto de las «series», en las que un motivo es pintado repetidas veces con distinta iluminación. Al mismo tiempo comenzó a trabajar en el famoso jardín de su casa en Giverny con estanques de nenúfares que luego utilizó como motivo para sus pinturas.


2. El paseo. Francisco Rivero. 2010.

Claude Monet nació el 14 de noviembre de 1840 en la Rue Lafitte 45 de París. Era el segundo hijo de Claude Adolphe Monet y su esposa Louise Justine Aubrée.2​ Su padre era propietario de un negocio que comerciaba con especias provenientes de las colonias ultramarinas francesas.



3. Giverny. Francisco Rivero.2010.

 


4. Pueblo sobre el Sena. Francisco Rivero. 2010.


Entre 1851 y 1857 Claude Monet asistió a la escuela secundaria en El Havre, donde recibió clases de dibujo de Jacques-François Ochard. No le gustaba la disciplina escolar4​ y prefería estar en el farallón o junto al mar.5​ Durante sus clases dibujaba caricaturas  de sus profesores y otros estudiantes que eran expuestas en el escaparate del único comerciante de marcos para cuadros de El Havre. A la edad de 15 años Monet era ya conocido como caricaturista en toda la ciudad y recibía encargos por los que cobraba hasta 20 francos.6


5. La campiña. Francisco rivero. 2010.

En 1883, Durand-Ruel organiza una exposición individual con pinturas de Monet. Esta exposición tuvo una crítica favorable, sin embargo no resultó en grandes ventas. A pesar de esto, la situación económica de Monet mejoró gracias a que el mercado de obras impresionistas se reanima a partir del principio de la década de 1880. Monet alquiló una casa en Giverny donde creó su famoso jardín. Se mudó ahí junto a sus dos hijos y Alice Hoschedé y los suyos.


Viaje a la costa.

En diciembre de 1883, se fue con Renoir a la costa mediterránea. Ambos recorren la ruta de Marsella a Génova y luego visitan a Cezanne en L'Estaque. Después de un breve regreso a Giverny, Monet reanudó, solo en enero de 1884, el camino hacia el sur. Se fue esta vez a Bordighera y Menton. Impresionado por la naturaleza y los paisajes salvajes, Monet pinta unas cuarenta pinturas que representan los lugares más pintorescos como los valles de Sasso o Nervia.


En 1885, con ocasión de un viaje a la costa de Normandía, en Étretat, Monet entró en un acuerdo con el galerista Georges Petit, para que pudiera comprar y vender algunas de las obras del pintor. Como resultado, la exclusividad que tenía Durand-Ruel hasta entonces se rompió. A finales del año, Monet anunció su deseo de tratar únicamente con Petit. Por otra parte, Monet, no deseando depender totalmente de los galeristas, se entrevista y desarrolla su red de coleccionistas.



6. La calle nevada. Francisco Rivero. 2010.



7. En el jardín. Francisco Rivero. 2010.




8. La estación de San Lazaro. París. Francisco rivero. 2010.


9. Un parque. Francisco Rivero. 2010.



La pintura al aire libre.

De todos los impresionistas, Monet fue el que con más énfasis practicó el plenairismo, es decir la práctica de la pintura al plein-air (en francés: 'aire pleno, total' y también —y ese es el significado que aquí más nos importa— aire libre), la pintura al aire libre. Aunque existe gran cantidad de pintores paisajistas previos a Monet, se nota en ellos que la factura de sus obras ha sido realizada principalmente dentro del taller tras un previo esbozo. 

10. Campo de tulipanes. Francisco Rivero. 2010.



11. Pontoise en invierno. Francisco Rivero. 2010.


En 1886 hace otro viaje a los Países Bajos. En el otoño de 1886 Monet pinta en Bretaña



12. El deshielo. Francisco rivero. 2010.



13. Atardecer en invierno. Francisco Rivero. 2010.






sábado, 9 de octubre de 2021

La mujer y el dragón

 

Un cuadro religioso.

De  una de las paredes de la sala de mi casa, la que da hacia el norte,   cuelga un cuadro religioso. No me acuerdo cuando lo pinté. Es una parte importante del mobiliario de la casa. La gente cuando entra se queda viéndolo con atención. Es una estampa de la virgen interpretada por un artista anónimo  del Tocuyo, Estado Lara... Una virgen un poco extraña envuelta en un manto verde de perfiles geométricos, que ahora, después de leer el libro del Apocalipsis, entiendo mejor. No es una virgen cualquiera casta y purísima, de estilo  tradicional de esas que vemos en las iglesias de los pueblos.

La mujer y el dragón.


A veces me pongo  observar algunos cuadros que he pintado hace muchos años, para entretenerme en las horas de ocio. En esta pandemia del 2021, la vida nos ha cambiado a todos. Busco señales entre mis pinturas de algunos símbolos o señales de carácter premonitorios de esta tragedia de la humanidad, que pueda arrojar alguna luz sobre este gran misterio.

Me hago varias preguntas: ¿Por qué ocurren las pandemias? ¿Es un mecanismo secreto de Dios para castigar  a la humanidad? ¿Cuál ha sido el mal que ha desencadenado todo esto?

¿Virgen María o Pueblo de Israel?

La iconografía cristiana es algo confusa. Cada personaje y objeto tiene un significado que hay que interpretar. Esto es lo bonita de la pintura. Un arte de representación e interpretación. Cada quien ve las cosas y las piensa su manera. De Igual manera La Biblia presenta diversas alegorías que hay que interpretar.

Esa mujer que pinté con un  dragón a sus pies y una corona de doce estrellas no es la Virgen María. Entonces ¿Quién es ella? ¿A que ser  de la religión  cristiana representa?

El Apocalipsis, Libro 12.

A continuación trascribo el libro 12 del Apocalipsis, para hallar respuestas. ES un libro que anuncia el segundo renacer de la Humanidad.

 

12  Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.

2 Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento.

3 También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas;

4 y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese.

5 Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono.

6 Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días.

7 Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles;

8 pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo.

9 Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.

10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.

11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.

12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. !!Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.

13 Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón.

14 Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.

15 Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río.

16 Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca.

17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.

martes, 9 de marzo de 2021

Sentir sureño.

 

De los pueblos del sur en el estado Mérida, vienen a mi memoria recuerdos de viajes placenteros. He plasmado algunos de sus bellos paisajes en cuadros al óleo. Cuando uno pinta se traslada de nuevo hacia aquellos lugares mágicos de pequeño pueblitos escondidos entre montañas. Pueblos silenciosos en donde la quietud solo es perturbada por el caracoleo de algún caballo, el canto de una paraulata o la risa de un niño que va a la escuela. Son pueblo de encantadora sencillez, de gente trabajadora que vive con pocas cosas en las casas  que nos retraen al pasado.

Sentir sureño en sueños de colores.

El Molino.

Como parte de mis obligaciones en la Zona Educativa del Estado Mérida, hicimos un viaje por los pueblos del sur para realizar unas jornadas de sinceración de Nómina en los planteles. Se sabe que muchos docentes se retiran o se cambian de un lugar a otro, sin informar  a la autoridad educativa.  Esto, por supuesto, trae serios problemas de planificación, al no poder contar con estadísticas confiables.


El Molino. Francisco Rivero.
El Molino. Francisco Rivero.


Así pues se formó una comisión en la Zona Educativa, para atacar y resolver este problema, durante la gestión del Dr. Gilberto Perdomo. Esta comisión, salió dela zona el día 10 de enero de 2010 a las 3 p.m. Estaba integrada por unas once personas.

Salimos de Mérida en un par de vehículos rústicos 4x4: Una camioneta Toyota Chasis largo de 10 puestos y otra camioneta Mazda de doble cabina de 5 puestos. Después de pasar Ejido y Lagunillas, tomamos la vía de Estanques.  Allí comenzamos a subir por una carretera que serpenteaba entre cerros, dejando ver un paisaje de montaña impresionante.

 

Pasamos por el Páramo de las nieves, el lugar más alto del camino. Después de pasar la finca de Betania, aparecieron en el fondo de un valle cuatro esbeltas palmas y la torre cuadrada de color amarillo ocre de una iglesia.  Son palmas muy altas y robustas del tipo Washingtoniana.  Llegamos al Molino a las 7 de la noche.

Allí nos recibieron dos profesores, que se encargaron de todos los detalles para hacer más confortable nuestra estadía.  Nos quedamos en la posada de la Sra. Aurora Ramírez, a poco pasos de la plaza.  Después de cenar vino la charla, nos acostamos temprano y luego se fue la luz. El cielo estaba despejado, la noche era fría como todas las del mes de enero y pude ver desde mi ventana, a través de una claraboya en el techo, las estrellas y me quedé dormido rápidamente por el cansancio del viaje.

Visitamos su pequeña escuela en la mañana. Luego partimos a otros pueblos a seguir rodando. Un día en Canaguá, otro en Mucuchachí para visitar la escuela técnica agropecuaria y así se fueron los días.  Nos movemos entre charlas de maestras, verdes cerros, ríos de colores  y empinadas  mesetas para cumplir con nuestra misión…..

 

San José del sur.

Esto lo escribí hace más de veinte años en mi libro Visitando Mérida.

San José es uno de los Pueblos del Sur, que mejor ha logrado conservar su arquitectura típica, de blancas casas con anchos muros y ariscados aleros. San José, a 2334 metros de altitud, se asienta en una pequeña ladera regada por una quebrada muy cristalina del mismo nombre. El clima es frío y seco con temperatura media de 15° C. En las tardes la neblina que baja desde los paramos cercanos, envuelve al pueblo en su blanco y misterioso manto, dando una sensación inefable de paz, recogimiento y profunda contemplación.

San José del Sur. Francisco Rivero.
San José del Sur. Francisco Rivero.


Se puede llegar a San José por una carretera asfaltada que viene de Mucutuy atravesando el Páramo de San José cubierto de neblina: una ruta turística de gran belleza por sus paisajes, con alturas que pasan de los cuatro mil metros. La ruta desde Mucutuy es de aproximadamente 1 hora y media de duración en vehículo rústico. Allí se puede apreciar la vegetación tan especial de estos lugares con gramíneas y frailejones que cubren una de las formaciones geológicas más antiguas de los Andes. En el sitio denominado El Cumpiz, hay un parque muy curioso con figuras de animales talladas en piedras

Después de pasar este páramo que divide los dos municipios, se comienza a descender por el otro lado de la sierra hacia la vertiente de la quebrada Tostós en donde se puede palpar la majestuosidad de la sierra Nevada y el valle profundo del río Nuestra Señora. En las verdes laderas se ven algunas casas dispersas, de campesinos que trabajan la tierra con tesón. Continuamos descendiendo por una calzada muy estrecha que se retuerce, siguiendo los pliegues de la montaña. Al final se divisa a San José con su semblante cálido y acogedor a esta hora de la mañana, recogido en la intimidad silenciosa de su pequeño valle.

San José posee una población de 148 habitantes. Por sus dos calles longitudinales tranquilas que conducen a la pequeña plaza, el viento susurra constantemente entre los bien podados pinos. Algunas paraulatas con sus negras colas y ojos de color amarillo, se nos cruzan en el camino, volando entre los matorrales. Son los ciotes que saltan entre las ramas..

Su iglesia sencilla de sólida planta rectangular, con una sola nave y ancha torre, contrasta por su blancura con el verdor de los campos vecinos. En sus alrededores se cultiva el trigo, papas, leguminosas y hortalizas usando los métodos tradicionales del arado de bueyes. Son cantidades modestas, pero suficientes para abastecer a los habitantes de la localidad. Existe también una pequeña truchicultura en el pueblo.

martes, 9 de febrero de 2021

Pinturas al oleo de Ejido.




Pinturas de Ejido.

La pintura al oleo de Ejido, el pueblo más cercano a Mérida, ofrece algunas vistas interesantes. Ejido posee un clima muy especial marcado, por temperaturas cálidas especialmente en las horas de la tarde cuando el sol recalienta sus calles. 
Ya comienza en verano en Venezuela en este mes de febrero. y la naturaleza cambia sus colores en respuesta a la sequía y el sol abrasador. El amarillo es el rey de los colores en esta época del año. Amarillo ámbar, cadmio, cromo y el indio de los pomos de colores se apoderan de mis lienzos y lanzan sus rayos dorados. 

Es una luz intoxicante del atardecer que hiere la pupila y derrite las formas, la que me interesa. La luz crepitante  entre el seco follaje como una llama de matices bermejos y naranjas, se impone en cada pincelada. 
El cuadro de la izquierda es una perspectiva de la calle principal del pueblo, que conduce  a la plaza bajando hacia el oeste. La segunda vista la tomé desde una esquina de la plaza. Ambos son oleo sobre lienzo de  40 x 50 cm.


La Paza. Ejido. Francisco Rivero. Oleo. 2009.

A continuación cito algunos pasajes de mi libro Visitando Mérida. 

Ejido ha sido llamada con justicia por Tulio Febres Cordero “La ciudad de la miel y de las flores”. Este título tan dulce, se debe a sus tradicionales panelas con las que se preparan los dulces caseros de higo, leche y guayaba, así como la rica miel y las flores provenientes de sus campos. Desde la época colonial, en Ejido se procesa la caña en los trapiches, para producir las panelas que sirven para endulzar los platos de la cocina típica del Estado Mérida. 

La ciudad de la caña y de la miel.

Hacia el sur oeste de la Ciudad de Mérida, siguiendo la carretera Transandina, después de recorrer unos doce Kilómetros, nos encontramos con Ejido, la pequeña ciudad, situada a 1170 metros sobre el nivel del mar. El poblado se extiende  sobre una meseta de suave pendiente, de origen aluvial, en la margen derecha del río Chama. Posee una temperatura media de unos 21 C. Ejido tiene una población cercana a los 100 mil habitantes.

La población tiene por límites la quebrada Montalbán por el lado este, la quebrada La Portuguesa, por el lado oeste, el río Chama hacia el sur y hacia el norte colinda con las aldeas de El Manzano y El Salado. En sus alrededores abundan los cultivos de caña de azúcar, que se prolongan desde las fértiles vegas del Chama, hasta la parte montañosa, hacia el norte donde arranca la Sierra de la Culata, en aquellos lugares abundan las pequeñas fincas de  la caña, el plátano, las guayabas, los cafetos y otros cultivos trepan por las laderas, hasta alcanzar las aldeas de El Manzano y El Salado.

La ciudad está dividida en tres parroquias: Parroquia Matriz, hacia el oeste, Parroquia Montalbán hacia el este y la Parroquia Fernández Peña, hacia el sur de la ciudad. Hasta hace pocos años, la carretera Transandina atravesaba el poblado por la Plaza Bolívar. Hoy se tiene una vía alterna por la parte baja, llamada Avenida Centenario, la cual divide a la ciudad en dos sectores. 

Hacia la parte de arriba de dicha Avenida se ubica el casco central del viejo Ejido, el cual consiste de dos calles paralelas bastante largas, llamadas Fernández Peña y Bolívar, atravesadas por unas catorce transversales cortas. 


Calle principal de Ejido. Francisco Rivero. Oleo. 2009.




La Avenida Fernández Peña que corre en sentido este-oeste, nos conduce hasta la Plaza Bolívar en el casco central.
En los alrededores de la Plaza Bolívar se percibe un ambiente de pueblo andino por la presencia del mercado municipal y las tiendas que ofrecen todo tipo de mercadería, como cestas de fibra vegetal, relucientes machetes, ollas de barro, cobijas de lana, sacos de maíz, ramilletes de flores, etc. 

Acercándonos a la Plaza.

Muchos campesinos bajan de las aldeas vecinas a vender sus productos al mercado y a comprar los artículos manufacturados que no se consiguen en el campo. Sentado en un banco de la plaza, bajo la sombra de los chaguaramos, me detengo a conversar un rato con una señora que ha venido desde El Morro a visitar un familiar que se encuentra enfermo. Mientras ella espera el jeep que la llevará de vuelta, me habla acerca de las propiedades curativas de algunas yerbas como el diente de león y el poleo. 

La medicina tradicional basada en el poder curativo de las plantas, es un legado milenario de los indígenas, que se ha mantenido vivo de generación en generación por los habitantes de estas regiones. Los vehículos que se dirigen hacia las aldeas de Ejido se estacionan alrededor de la plaza y el mercado. Estos viejos jeeps, se reconocen por la gran cantidad de equipajes que llevan sobre el techo, como por ejemplo, bultos de papas, pacas de panela, racimos de cambures y otras cosas; además, sus vidrios están llenos de polvo y sus cauchos cubiertos por el barro de los accidentados caminos que deben transitar. Un pasajero de mejillas quemadas por el sol, toma un trago de miche de una botellita que guarda con mucho cuidado en el bolsillo interno de su chaqueta.

La Iglesia Matriz.


Enfrente de la plaza, vemos la bella Iglesia Matriz de Ejido, dedicada a San Buenaventura. De aspecto neoclásico, fue terminada de construir en 1907. Posee una fachada rectangular, dividida en dos cuerpos verticales, con pilastras de fuste estriado, que sostienen un friso con triglifos y metopas. En la parte de arriba, se tiene un pequeño frontón, semejante a un altar, con un arco acompañado de dos pequeñas pilastras a cada lado en forma simétrica, rematadas en el tope por una cornisa curvilínea, sobre la que se apoya una estatua de San Buenaventura. Tres puertas grandes de madera debajo de arcos con vanos permiten el acceso a cada una de las naves. 

Iglesia de Ejido. Frasncisco Rivero. 2000.


A ambos lados un par de torres simétricas octogonales, rematadas en cúpula, complementan el conjunto. La torre del naciente tiene cuatro relojes y la del poniente un campanario. El techo es a dos aguas y una gran cúpula sobre el ábside, le dan mucha fuerza y peso a la estructura. Por cierto que tanto las pequeñas cúpulas de las torres, como la del ábside, están revestidas de cobre recientemente, y resaltan bastante desde lejos.

Como la mayoría de iglesias de los pueblos andinos, la de Ejido ha sido erigida sobre un podio, de dos metros de altura en la parte delantera y que casi desaparece hacia el
ábside, para compensar el desnivel del terreno. 

Unas escalinatas a cada lado permiten subir a un pequeño atrio o galería en la parte delantera, bordeado por barandas de balaustre.
El interior de la iglesia es bastante suntuoso. La nave principal de gran tamaño está sostenida por gruesas columnas de fuste liso pintadas de color negro imitando el mármol, las cuales sostienen el techo mediante unas arcadas. En las paredes laterales se aprecian unos vitrales hermosos de motivos geométricos y florales. En la parte inferior de cada vitral se observan los nombres de las familias que, en algún momento, los donaron. 

Caminando hacia el altar, se abren un par de capillas, laterales dedicadas a algunos santos. El altar mayor contiene un retablo hecho de mármol blanco, con tres nichos que contienen las imágenes de San José y la Virgen Inmaculada hacia los lados, y San Buenaventura en el centro. También en la pared del ábside observamos un fresco que representa la sagrada familia. Sobre la puerta principal, sobre un vano, está situado el coro y una escalinata en espiral que da acceso al mismo. 

El piso de mosaicos blancos y negros, así como las decoraciones de las columnas, arcos y techos, imitando el mármol, le dan gran vistosidad y magnificencia a esta hermosa iglesia.
La Plaza Bolívar está circundada por algunas casas coloniales de dos pisos, el edificio de la alcaldía, la Policía, la Clínica y el portón de acceso al mercado. 


Continuamos nuestro recorrido en sentido contrario, siguiendo la Avenida Bolívar, y nos encontramos con una pequeña plaza dedicada a Justo Briceño, bajo la sombra protectora de dos enormes robles y un samán. Un jardín de rojos capachos le da colorido al contorno. Enfrente vemos una casa muy antigua con un portón azul. Es el Museo Histórico Religioso de Ejido que contiene la colección de objetos de Don Paco Ortega. La casa está en muy mal estado, pero recientemente se iniciaron los trabajos para el rescate de esta edificación.

Calles multicolores. 


El pueblo es de genio alegre y bullicioso- de casas multicolores y fachadas de todos los estilos y tamaños, abarrotadas de tiendas y pequeños talleres  reparación. Usando una técnica cubista hice este cuadro al oleo de 40 x 50 cm.
Para ver otros cuadros de ejido, Calles de Ejido.  

Calle de Ejido. Francisco Rivero. Oleo. 2009.


 

Pintura al oleo cubista de Ejido, Mérida, 

Inspirada en un ambiente algo caótico de  Ejido. con sus  un barriadas que crecen de forma algo anárquica, sus fachadas multicolores forman imágenes de caleidoscopio bastante poéticas. Hay gran cantidad de comercios con avisos que saturan la mirada. La  población que supera los cien mil habitantes ha sabido sobrevivir en esta crisis con bastante ingenio. Mucha gente hace  vida componiendo lo que se daña. 

Se arreglan planchas, se estiran zapatos, se reparan calentadores, se compra oro, se hacen camisas, se alquilan lavadoras chaca-chaca,  se venden hallacas por encargo, se dan clases de Matemáticas, se reparan colchones, se hacen contratos, se limpian  inyectores de Chevrolet, se muele maíz, se hacen canales, se hecha la buena suerte,…etc. Rótulos y más rótulos guindan de los portales. La gente se rebusca por todos lados.


Francisco Rivero. Ejido. 2017



El paisaje de ejido es del color del realismo mágico: en nítidos perfiles de rojo y amarillo se van pintando como en un cuadro al oleo, las   casas y edificios que se amontonan  formando pequeños barrios arrinconados entre el Chama y la montaña. 
Este cuadro que pinte hace unos días es una síntesis de todo esto. Parece una cobija de la abuela hecha de parches de tela. O como dirían los norteamericanos un “Country Quilt”. Es un cuadro muy  energético y   a la vez sofocante, en el mejor “estilo tortilla” que he estado usando últimamente.  Esta hecho en acrílico sobre un lienzo de 50 x 60 cm.
Calle Industrias. Ejido. Francisco Rivero. Oleo. 2009.



Algunas casa viejas de noble aspecto con altos ventanales de balaustre rematados en cornisas de tejas, se trasforman en carnicerías, farmacias  y abastos, de manera irreverente con el pasado, mediante un hueco rectangular entre sus blancos muros de tapia. Un hueco    rematado con  una tosca puerta de herrería. 

Bajando hacia Los Guaimaros.


La ciudad crece proolongándose  hasta los cerros desforestados  del Moral,  los cujíes amarillentos de Los Guáimaros, el cerro de Pan de Azúcar, los cañamelares de El Salado y sigue hacia La Mesa por una carretera que serpentea lomos de cerros.  En la periferia, Calles de asfalto negro  se entretejen  entre los rojos  bucares y los ceibos  formando intrincados laberintos por donde nos perdemos los que somos de afuera. La mirada se pierde entre tantas líneas y colores.

El trapiche. Francisco Rivero. Oleo. 1999.



Este cuadro que pinte hace unos días es una síntesis de todo esto. Parece una cobija de la abuela hecha de parches de tela. O como dirían los norteamericanos un “Country Quilt”. Es un cuadro muy  energético y   a la vez sofocante, en el mejor “estilo tortilla” que he estado usando últimamente.  Esta hecho en acrílico sobre un lienzo de 50x60 cm.